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Por: Fabián Miranda
No es un secreto que en nuestro país los bloqueos o «paros» sean considerados normales, y es que, a lo largo de los años, se ha vuelto una de las formas más comunes para «hacerse escuchar». Más allá de juzgar si este acto es correcto o no —que cada uno de los lectores ya podrá sacar sus propias conclusiones—, lo que debemos entender es de qué manera este mismo puede llegar a afectar nuestro entorno.
Por ejemplo, podemos hablar de los bloqueos suscitados durante la crisis sanitaria en el año 2020 contra el gobierno de ese entonces para establecer definitivamente una fecha para elecciones. Hablamos de un país que se encontraba totalmente polarizado y en un escenario muy complicado, pues en este caso, las pérdidas económicas fueron de alrededor de 1.000 millones de dólares, lo que era de esperar, puesto que las principales rutas de comercio internacional se encontraban cerradas o interrumpiendo el transporte de productos de una ciudad a otra; siendo así que una cadena de suministro se vio netamente comprometida a raíz de los problemas y bloqueos.
Pero esto no acaba ahí, pues durante ese tiempo, mucha gente cuestionó el por qué no se dejaba pasar complementos médicos como el oxígeno y otros, teniendo en cuenta que estos mismos podrían determinar si una persona vive o no. Es así que podemos contemplar la magnitud que podría llegar a tener un bloqueo y su impacto sobre nuestro entorno, cuyo estado y condición muchas veces no percatamos.
En otro escenario, también podemos mencionar el paro realizado durante los días del 21F, 21 días donde el movimiento económico de la mayoría de los departamentos se vio mermado a causa de denuncias de fraude durante las elecciones de ese año, además de la inconformidad popular debido a los resultados mostrados por el gobierno de aquella gestión. Es así que una cantidad importante de la población cesó sus actividades económicas mientras que otros aún buscaban el sustento para sus familias, una realidad que no se puede esconder. Si te lo preguntas, dicho paro ocasionó una pérdida económica aproximada de 1.100 millones de dólares.
Durante un bloqueo, mientras que muchas personas pueden permitirse dejar de trabajar y no verse tan afectadas, existen muchas otras que se verán en problemas para llevar el sustento a sus casas, incluso, pueden existir situaciones en las que gente pierda el trabajo, y en consecuencia, no puedan costear una vivienda o alimentos, esto como ejemplo de un sin fin de escenarios que pueden ser difíciles de ver si uno se encapsula en la vida citadina. Como información extra, tan solo un día de bloqueo en el país podría causar una pérdida económica aproximada de 112 millones de dólares —alrededor de 31 millones del total tan solo en Cochabamba—.
En conclusión, y como dato curioso, la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y Agricultura, en cierto momento exhortó a Bolivia evitar rotundamente los bloqueos por la cadena de suministro de los alimentos, puesto que afecta a todos los sectores de la economía y directamente incide en los precios de dichos productos, cosa que, como sabemos, puede ser mucho peor para las personas de escasos recursos.
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