Bolivia, peor que en la época de la UDP, ¿es esto posible?
- LaLlamaFinanciera
- 21 oct 2020
- 4 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos - Columnista
Todos los bolivianos sabemos el salto que mandó a Bolivia a la “fama” por así decirlo. En los años ochenta, fue exactamente la terrible hiperinflación que vivió el país, que inspiró muchos libros de macroeconomía, e incluso grandes economistas contemporáneos como Jeffrey Sachs, vinieron al rescate de Bolivia. En este entendido es que se vivió la peor recesión económica de la historia boliviana, un trauma que aún sigue vivo en la memoria de muchos bolivianos.
¿Cómo nos encontrábamos en “la época de la UDP” y cómo estamos en la época de la pandemia Covid-19, del 2020?
Bolivia llegó a experimentar un nivel de inflación del 11'759.6% en el año 1985. En este entendido, lógicamente la inflación actual, está MUY por debajo de ese nivel, pero la razón es que la inflación actual de la economía boliviana está anclada al tipo de cambio reptante fijado al nivel de 6.96 Bs/USD. Dada a la dinámica de la actividad económica de este nefasto año, es que la inflación acumulada al mes de septiembre, según datos del Instituto Nacional de Estadística(INE), es de 0.45%.
Entre otros indicadores revisados, se tiene el déficit fiscal; para el año 1984 y 1985, éste oscilaba entre un 13.8% y 10.9% respectivamente sobre el nivel del PIB. Ahora bien, al finalizar el año 2019 nos encontrábamos en un nivel considerado alto con respecto a la última década, el cual es 8%. En cambio para el año 2020, debido a los gastos originados por la pandemia, se estima que un nivel de 14%. Sí, nos encontramos a un nivel por encima del despilfarro de los ochenta sin embargo esta línea ya se venía acarreando antes de la pandemia.
Con respecto a las tasas de crecimiento del PIB, nos encontrábamos en un esquema en el cual las tasas decrecientes entre los años de la hiperinflación llegaron a un -6.6% en 1984 y un -2.8% en 1985. Comparando la dinámica que se podría experimentar en el 2020 debido al covid-19, una estimación de decrecimiento de este indicador es de un -11%, lo cual nos posiciona en un alarmante situación de la historia contemporánea, después de la década de crecimiento continuo.
Con respecto a las reservas internacionales y la caída de estas, se debe recalcar que en condiciones previas a la pandemia ya se había perdido aproximadamente el 60% de estas respecto al mayor nivel de reservas alcanzado en la historia de Bolivia del año 2014 (15 mil millones de dólares aproximadamente). Haciendo énfasis a este gran porcentaje de reservas perdidas, cabe recalcar que solamente el año 2019, año electoral, se perdió el 25% del total, dejando a Bolivia con un nivel de 6.4 mil millones de dólares, los cuales se mantuvieron parcialmente constantes en la gestión 2020, para evitar un desplome del tipo de cambio de la nación. En cambio, en los años ochenta estas eran menores a los mil millones, estando dentro de los niveles más bajos que jamás experimentó Bolivia.
El desempleo es una variable que normalmente podría hacer temblar a cualquier economía. Revisando, éste en la famosa hiperinflación llegó al 19% y en el año 2020 se estima que llegue a un 12%, suena y es bastante alarmante, sin embargo en una economía con un nivel de informalidad que rebasa el 70% de la misma, no es un indicador con tanta fiabilidad como en una economía formal. Sin embargo, no puede dejar de crear ruido ya que este porcentaje de desempleados “nuevos” podría entrar directamente a las filas de la informalidad, debido al shock negativo de la pandemia a las empresas en el país.
Finalmente la última variable que se considera en este escrito es la tan temida deuda externa. En los años grises de hiperinflación, ésta llegó a un nivel de 3'294 millones de dólares. En el contexto de la crisis sanitaria, Bolivia, al igual que el resto del mundo, debió acudir a los organismos internacionales a solicitar nuevos préstamos sosteniendo una deuda de 11'321 millones de dólares. Ahora bien, se debe tener muy en cuenta que la facilidad de pago de las deudas era sustancialmente distinta, en primera mano por la devaluación de la moneda local de Bolivia en aquel entonces, y la cotización de la moneda del boliviano en la actualidad.
Después de haber introducido un sinfín de cifras y datos, no se puede negar que nos encontramos en un momento bastante peligroso, realmente comparable con este momento negro de la historia económica de Bolivia, sin embargo es deber del boliviano también analizar, además de las similitudes, las causas de ambas. Es decir, la famosa frase “un pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla” hace referencia a que puede ser que muchas de estas deficiencias se hayan profundizado mucho el año 2020, sin embargo no se partió exactamente de condiciones favorables, ni de decisiones responsables previas que dejaron gestiones pasadas hasta el año 2019.
Es un momento en el cual se deben tomar diversas medidas en lo posible menos agresivas que las medidas estabilizadoras del año 1985, dado que si bien nos encontramos ante una recesión inminente, aún se tiene un espacio para <<maniobrar>> políticas, lo cual no se tenía la administración de la UDP. No obstante, es primordial que sean medidas efectivas y contundentes con respecto a estas variables que vienen aquejando a Bolivia hace ya varios años atrás.
Maria Laura Torrico Ramos es Economista por la Universidad Privada Boliviana
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