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Por: José Moya
Como ya es sabido, China, desde hace varios años, tiene problemas con la regulación de la tecnología, especialmente las criptomonedas. Puede que China sea uno de los países más desarrollados del mundo y de los principales pioneros en innovación, pero ese título no le bastó para prohibir las monedas más populares de los últimos tiempos. Déjame hacerte un resumen de todos los esfuerzos que hizo el gigante asiático para parar el comercio con las criptos.
En 2013, cuando el bitcoin todavía era un cachorrito, China, como la gran visionaria que es, restringió en uso de la moneda que apenas iba comenzando, la restricción iba dirigida contra los bancos para que estos no permitieran las transacciones relacionadas con criptomonedas, como por ejemplo, una operación de compra de BTC mediante transferencia bancaria. Con el motivo de la facilidad de lavado de dinero que ofrecían estas monedas, de hecho, llevó al desmantelamiento de 380 grupos y la detención de 2.400 sospechosos en 2021.
Luego en 2017, se dieron cuenta que otra forma de anular el uso de las mismas era atacar directamente a los comercios que la promovían. Desde entonces, casas de cambio como Huobi y Binance optaron por huir de China y basar sus operaciones en otras jurisdicciones regulatorias. Como en artículos anteriores, te hablaba de la importante migración de mineros chinos a países más flexibles con este negocio, tal es el caso de EE.UU. o Kazajistán. De hecho, el efecto es claro: Mientras que, en septiembre de 2019, el 75% del uso de energía del bitcoin en el mundo se concentraba en China, para abril de 2021 había caído al 46%.
Lo más reciente sucedió el viernes anterior, cuando el gobierno chino prohibió totalmente el uso de las mismas indicando que los que participen en alguna actividad relacionada tenían que ser procesados por ley, acción que hizo caer el precio del Bitcoin en 2000$.
En conclusión, si bien los chinos temen que actividades ilegales puedan beneficiarse del uso de esta moneda, el prohibir de tal manera su uso, lo deja detrás de grandes países que poco a poco están comenzando a adaptarse a este nuevo método de cambio; tal es el caso de Texas-EE.UU, que al tener una energía barata y ser comprensivo con las regulaciones a los mineros, es un destino atractivo para ellos y, por supuesto, dejando de lado a China.
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