Coronados en pobreza pero vivos
- LaLlamaFinanciera
- 26 ene 2021
- 4 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos (columnista)
El último año se ha hablado bastante de las vidas que el coronavirus se ha llevado, sin embargo no se ha hablado de las vidas que ha dejado, en muchos casos condenado, a vivir en pobreza, los nuevos pobres que no van a poder pasar página tan ligeramente como otros del “nefasto” año 2020, si bien esta enfermedad ha afectado a los entes gubernamentales, es necesario analizar al núcleo de la sociedad, los hogares, en este caso para aterrizar verdaderamente en quienes van experimentar efectos reales a largo plazo de la pandemia en sus vidas.
Según reportes del Banco Mundial se realizaron estimaciones para personas que cayeron bajo la línea de la pobreza extrema monetaria (1.90 USD al día) y la pobreza monetaria (3.20 y 5.50 USD al día), cabe recalcar que se realizaron con base a las encuestas de hogares del año 2019, se estimó que para el año 2020, con respecto al año anterior, en el mundo se tendrían entre 88 y 115 millones de personas que caerían en la pobreza extrema (es decir un crecimiento aproximado de un 12% del total); Y entre 119 y 124 millones de personas calificados como “nuevos pobres” por caer debajo del umbral de la pobreza (un crecimiento aproximado de un 13% del total).

Esta variante de aumento estimado es considerado inédito, siendo que en los últimos 30 años, el único caso similar a este fue el del año 1997 con la crisis financiera asiática en la cual se sumaron 18 y 47 millones en pobreza extrema en los años 1997 y 1998, si bien se tenían significativas mejoras en términos de pobreza de manera global en la última década, siendo una reducción de más de mil millones esta se podría ver fuertemente amenazada por el COVID-19, haciendo que las personas que habrían salido de la pobreza extrema, regresen o ya no puedan hacerlo debido a la pandemia.
Dentro de las regiones más afectadas están Asia meridional y África al sur del Sahara que representarían aproximadamente el 40% de las personas que caerían en pobreza extrema, en el caso de las estimaciones de pobreza el 60% de los nuevos pobres se concentrarían en Asia meridional, sin embargo, regiones como América latina y el Caribe existe una mayor cantidad de personas que caerían bajo el umbral de pobreza más no así en el umbral de pobreza extrema.
Para el año 2021 las estimaciones no son mucho más alentadoras, entre un escenario pre-pandemia y un escenario Covid, la diferencia está entre 143 y 163 millones de personas de nuevos pobres para este 2021, con respecto a lo que se esperaba sin el shock, como se muestra en el cuadro a continuación.

Si bien esta desafortunada situación se ha producido como consecuencia tanto de medidas contra la pandemia como las cuarentenas rígidas que obligaron a muchos negocios y sectores sufrir muchas pérdidas monetarias e incluso en algunos casos a cerrar, como el sector de entretenimiento, turismo, entre otros, lo que como consecuencia ha provocado una contracción y/o recesión económica, más profunda en la región latinoamericana dado el nivel de empleo informal tan elevado.
También se tiene el hecho que muchas familias perdieron el principal proveedor de ingresos del hogar o jefe del hogar ya sea por la enfermedad, o porque se perdió la fuente del ingreso, lo cual en general está reflejado en familias numerosas, siendo estas las que caen bajo la línea de la pobreza no solo monetaria, sino la pobreza multidimensional, en términos de educación, salud, trabajo, seguridad social y nivel de vida en general.
Muchos de estos hogares afectados podrían tener incidencia en la pobreza a largo plazo de los miembros más pequeños, en términos no solo monetario sino en la pobreza de “aprendizaje” debido al riesgo latente de la deserción escolar como es el caso boliviano y de otros países de la región, que por un lado no se tiene las condiciones de continuar las clases a distancia y por otro lado el costo de oportunidad que representa mantener un hijo en la escuela en lugar de estar trabajando.
Así también se profundiza la pobreza en términos de salud, incluso en cuanto al acceso de agua potable que ya es tan lamentable en la región, sin embargo, al no tener ingresos suficientes para cubrir tratamientos, medicinas o consultas médicas, no solo son más propensos a contraer cualquier tipo de enfermedad sino a morir por alguna enfermedad no necesariamente de un nivel de letalidad alta, sino por no tener los medios para tratarla, esto empeora en los primeros años de vida de los niños.
Es necesario realizar esfuerzos conjuntos, porque lo hecho no se puede cambiar, solo se podrá cambiar lo que viene, está en las decisiones realmente que se tomen hoy la posibilidad de salvar a muchas personas de que no caigan bajo el umbral de la pobreza y apoyar a muchas otras a que logren salir de esta, desde medidas gubernamentales como incentivos fiscales, extensiones tributarias, gasto público en forma de transferencias monetarias o de manera más directa en ciertos sectores, pero de manera inmediata y efectiva, así como la adquisición y proliferación de la vacuna en la región juega un papel primordial.
En este sentido ya no se trata solo de salvar vidas de la muerte, sino de salvar a las personas que sí quedaran con “vida” pero que no tienen porque pagar una cadena perpetua de una vida de pobreza por este capítulo oscuro de la década que le tocó vivir a la humanidad.
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