COVID-19: ¿Y ahora qué?
- LaLlamaFinanciera
- 16 nov 2020
- 4 Min. de lectura

Por: Jorge Eduardo Arzabe Mendieta - Columnista
El 11 de marzo se registró el primer caso de COVID-19 en Bolivia. Hoy en día*, el país cuenta con un número de casos positivos acumulados a nivel nacional de 143.246 (Ministerio de Salud, 2020), con una tasa de recuperación del 81.8%, y una de las tasas de fallecidos por millón de habitantes más altas del mundo (la segunda en Latinoamérica por detrás del Perú). Desde entonces, el Gobierno boliviano ha implementado un total de ochenta medidas para intentar prevenir, controlar y revertir los efectos paliativos de la pandemia sobre el país, las cuales, van desde restricciones de movilidad y protecciones laborales, hasta transferencias condicionadas y medidas de protección social (CEPAL, 2020a); veintiocho de estas políticas fueron específicas al ámbito económico. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos —pertinentes o insuficientes, eso a criterio del lector—, se pronostica una contracción del PIB en Bolivia de 7.9% para octubre del 2020 (FMI, 2020a). Con la promesa de éxito de dos vacunas (Moderna y Pfizer) por un lado, y el retorno al confinamiento en varios países con cifras récord de nuevos contagios por el otro… ¿Qué escenario nos espera a todos los bolivianos?
Algunos Datos Macro:
Para entender la magnitud de potenciales políticas a implementar, es necesario poner en contexto la situación del país. A pesar del estado de presunta «normalidad» que se vive actualmente por la flexibilización de ciertas actividades, lo cierto es que estamos lejos de encontrarnos en una situación normal, y mucho más de una situación estable. La tensa transición entre los gobiernos de Añez y Arce, sumada a la marcada polarización política, la convulsión social permanente, y la amenaza de un nuevo rebrote del COVID-19 en un país con un reducido control sanitario y espacio de acción fiscal, son catalizadores de una situación que de por sí, ya es delicada. Datos del Fondo Monetario, estiman para este 2020 una contracción del PIB de 7.9%. Adicionalmente, se espera que la inflación a precios del consumidor sea de 3.26% y la tasa de desempleo alcance el 8%. Por otro lado, los pronósticos también apuntan a que el volumen de importaciones caerá en 10.67%, el de exportaciones en 2.72%, y el balance de cuenta corriente externa disminuirá en 2.6% (FMI, 2020b). Finalmente, respecto a la pobreza y desigualdad, dado el impacto sobre el empleo y los ingresos laborales para distintos sectores productivos, las proyecciones del Banco Mundial a julio pronosticaban una pobreza externa del 16.8% y de la pobreza moderada de 36.1% (2.5 y 3.8 puntos porcentuales más que en 2019, respectivamente); a su vez, se espera que la variación proyectada para el índice de Gini sea entre un 3.0% y 3.9% (CEPAL, 2020b).
Análisis Regional
América Latina y el Caribe impusieron el confinamiento en una etapa temprana, cuando aún el número total de casos era bajo. Si bien fueron rigurosos, demostraron no ser totalmente eficientes. La movilidad aumentó antes de que las medidas comenzaran a relajarse y cuando los casos de contagios y fallecimientos aún eran altos, por lo que la enfermedad tuvo un avance lento pero firme en las etapas más recientes (FMI, 2020a).
Sin embargo, una serie de factores, como los altos niveles de pobreza e informalidad, la aglomeración y deficientes condiciones de los centros urbanos, la débil capacidad del aparato estatal, los deficientes sistemas sanitarios, y la falta de pruebas y rastreo adecuado, han dificultado la contención de la pandemia; y esto puede empeorar dado que muchos países de la región continúan con la flexibilización de sus medidas de confinamiento —pasa en ALC, pasa en Bolivia—. Por otro lado, condiciones demográficas favorables y la vacunación contra la tuberculosis han contribuido a reducir el número total de muertes en la región, el cual sigue siendo elevado en comparación a otras partes del mundo (FMI, 2020b). De manera general, las autoridades de la región no han aprovechado bien el periodo de confinamiento para fortalecer sus sistemas sanitarios y preparar una reapertura segura. Con todo esto, no es de extrañar que las estimaciones para este año muestren una contracción del PIB regional de 8.1% (excluyendo a Venezuela).
¿Qué propone Arce?
Al momento de ser planteados, los programas de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP, 2020) y las demás agrupaciones políticas de cara a las elecciones de octubre de 2020, no contemplaron el desarrollo acelerado de la pandemia en sus propuestas. Sin embargo, implementaron en su visión de mediano y largo plazo medidas importantes para la diversificación, integración y productividad de la economía. En repetidas ocasiones, el presidente electo Luis Arce Catacora ha recalcado la importancia de una reactivación económica especialmente orientada a la protección de los grupos más vulnerables que se han visto afectados en gran medida por la pandemia. Con su gabinete ya posicionado, las primeras medidas a ser implementadas por el nuevo Gobierno incluyen el pago del Bono Contra el Hambre, la reducción del Impuesto al Valor Añadido (IVA), y el cobro de impuestos a las grandes fortunas, políticas dentro el marco de los pilares de redistribución ampliamente divulgados. Sin embargo, será necesario hacer una reestructuración de la vieja fórmula en bonanza para afrontar una de las peores crisis económicas en la historia reciente del país.
¿Qué se puede hacer? Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo enfocados a detectar la vulnerabilidad de los países de la región frente a la crisis del COVID-19, sitúan a Bolivia como un grupo de vulnerabilidad alta al presentar condiciones deficientes con una baja exposición externa pero alta exposición sanitaria e interna que deben ser el enfoque del fortalecimiento (BID, 2020). Expertos sugieren que ante la urgencia, políticas como el diferimiento de obligaciones tributarias, la reprogramación de deudas con el sistema financiero, la eliminación de la IUE-A a las entidades financieras redirigiendo dichas previsiones a pequeños productores, créditos a bancos desde el Banco Central, medidas de diferimiento para emisores del mercado de capitales, fondos nuevos para el sector productivo, transformación de operaciones crediticias en líneas de crédito y modificaciones de la normativa laboral, pueden ser clave para dar un giro a la situación actual (INESAD, 2020). Finalmente, las políticas propuestas o implementadas solo lograrán resultados positivos si se abordan con firmeza desde instituciones apoyadas en las normas, y no a pesar de ellas, donde el sector productivo sea una fuente de bienestar social, prosperidad y desarrollo.
*16 de mayo de 2020 20:00 (GTM-4).
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