Demos un «doble oink» para ayudar a la economía
- LaLlamaFinanciera
- 8 nov 2020
- 2 Min. de lectura

Por: Miguel Morales Gutierrez
Mientras el año 2020 ya va cerrando sus historias, deja su rastro la pandemia. Regresando de a poco a la normalidad, es interesante observar a las industrias que están muy ligadas a los productos de la canasta familiar económica. Un sector que esta semana narra su historia es el de la porcicultura.
El cierre de restaurantes, mercados importantes, y otras medidas implementadas durante esta cuarentena, hicieron que las ventas de carne porcina caigan de la noche a la mañana. Por ejemplo, un sector de restaurantes dedicados a la venta de «kjaras» que funcionan en horario nocturno, dejaron de aprovisionarse de carne porcina; un efecto que se extiende por toda Bolivia según El Deber.
Aparentemente, en Bolivia existen estrategias comerciales que protegen a las industrias aceiteras para aprovisionarse de insumos, especialmente de soya (una tonelada nacional estaría por los 2400 bolivianos); y con el incremento de la demanda interna, la soya destinada al engorde en la porcicultura, no solo empezó a escasear en este tiempo, sino que también subió de precio.
Esto no sería visto como una oportunidad, pues por más que en el país vecino la tonelada de soya esté a 2100 bolivianos, y que exista el destino al monopolio de aceiteras en Bolivia, las granjas de porcinos están, dicho de manera sencilla, prohibidas de comprar soya afuera, y tienen que adquirir el producto aunque a regañadientes.
La Asociación Departamental de Porcinocultores de Santa Cruz (Adepor), espera que las nuevas políticas cambien para el sector; porque por más que el mismo no haya llegado ni al 80% de su venta regular, se dice que un 10% de granjas ya cerraron, y que el 20% de ellas operan a mitad de capacidad. Sería interesante implementar políticas para promover no solo a este sector, sino, a otros también, puesto que al poner reglas y barreras juntas, el juego ya no se vuelve justo y los conflictos comienzan a nacer —futuros bloqueos previstos—.
La Llama se despide esperando que su siguiente comida sea un delicioso sándwich de chola: ¡Para ayudar al sector!
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