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Por: Miguel Morales Gutierrez
Acorde a datos recolectado por la BBC, el nombre de Black Friday nació en Estados Unidos promovido por Jay Goul y Fames Fisk el 2 de diciembre de 1905 en la tienda Macy´s para fomentar las compras que se realizan por lo general a partir del 26 de Noviembre hasta las fechas Navideñas. El mecanismo inicial era de dar promociones de descuento para incentivar a los hogares a adquirir sus compras con semanas de anticipación con mejores precios para los regalos. Y a partir del año 1961, esta moda se extendió en todo el país americano, llegando a tener gran aceptación mundial a partir de los años 80´s.
El principal objetivo era ofrecer a los consumidores precios de descuentos atractivos para obtener bienes y servicios que en regla general tenían un precio elevado durante todo el año. Por lo tanto es una estrategia comercial estacional, donde los comercios oferentes desean acaparar el mayor volumen de ventas y recibir bastante liquidez en sus negocios, ya que la tendencia del consumo tiende a ser baja en los primeros meses de cada año. Esta liquidez en más del 70% se lo realiza de forma en efectivo, dando grandes flujos de caja que pueden recompensar algunas pérdidas durante otros meses de baja venta durante el año. El otro restante se lo realiza bajo tarjetas de débito y crédito, donde se impulsa al consumo de los servicios ofrecidos en el sector bancario.
Desde hace una década atrás, esta moda de realizar marketing llegó a Bolivia, donde muchos centros comerciales, negocios medianos y pequeños, empezaron a promover esta política para incentivar a los hogares bolivianos a consumir productos que durante el año por temas de precios, no pueden o no es atractivo los precios de venta. Observando que las políticas de descuentos o promociones eran bastante llamativos en el mercado, donde las compras se realizaban de manera más fluidas, es decir sin regateos, añadiendo que se producían en mayor volumen, aún no existen datos oficiales pero según la cámara de comercio, durante estas fechas las ventas incrementan en casi un 200%.
Por lo que las ventajas serían, un aumento en ventas mediante medios de transacción bastante líquidos, sobre todo dinero en efectivo, aumento en la cantidad de ventas por lo cual el volumen de importaciones se incrementa sobre todo en el sector comercial en casi el doble previos a los meses de noviembre, y finalmente se puede solventar los gastos de las empresas a partir de esta moda para gastos de fin de año como ser impuestos, aguinaldos, y otros, balanceando sus contabilidades anuales a causa de meses declarados en pérdida a causa de las bajas ventas.
Sin embargo, no todo es color de rosas, puesto que aún existen hogares, sobre todo durante este tiempo de pandemia, que siguen obteniendo ingresos muy bajos o moderados que no les permite acceder incluso a las promociones de descuentos. También se crea un consumo casi “enfermizo” puesto que los consumidores compran los productos incluso por impulso propio, creando que gasten sus ahorros los cuales en este momento de crisis son importantes, provocando compras impulsivas que finalmente no llegan a satisfacer al consumidor, y lo más crítico de todo es que en más del 60% son los productos extranjeros los que son expuestos con estas ofertas, dejando de lado el consumo a nuestros productos internos. Por lo que en un nivel macroeconómico, crea un desbalance en nuestra Balanza Comercial, pudiendo crear un déficit a futuro, añadiendo que puedo estancar a nuestro comercio a causa de la diferencia de cambio. No olvidemos que seguimos bajo un régimen Fijo y combinado con Crawling Peg, por lo que promueve que el banco central tenga que hacer un balance final en un tiempo demasiado corto.
Ahora bien, es necesario regularizar este tipo de modas de marketing, puesto que puede ser nocivo especialmente en nuestro país, donde la economía se mueve principalmente por la extracción de materias primas, donde la manufactura e industrias de productos es más baja que los sectores principales que son hidrocarburos, minería y agricultura. Por lo que es necesario realizar un estudio más profundo acerca de estas tendencia y empezar a regularizarlas, por ejemplo podemos realizar capacitaciones donde los productos con mayor descuento sean los de producción nacional, fomentando sus ventas. También se puede promover incentivos económicos aquellas empresas que demuestren beneficios pero principalmente en la venta de servicios o bienes producidos en Bolivia, añadiendo que se creen políticas donde el comprador sea impulsado primero a obtener productos de calidad que hayan sido mínimamente impulsados por comercios enteramente bolivianos o que tengan responsabilidad social en nuestro país. Entonces, es fundamental entender que en muchos casos el crecimiento microeconómico se aleja de las realidades macroeconómicas, y a causa de la falta de información o la exposición de los comercios, estas políticas o modas pueden dañar a nuestra economía, probablemente no en el porcentaje equivalente a los grandes sectores, pero durante este tiempo de recuperación económico incluso un 1% del PIB es importante.
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