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Por: Fatima Rocha
Sin saberlo el mundo cambió el 11 de septiembre de 2001 cuando Estados Unidos fue atacada en vivo para todo el mundo, este suceso donde 19 personas pertenecientes al grupo Al Qaeda secuestraron 4 aviones para posteriormente impactar en las Torres Gemelas y el pentágono; este pasado sábado se cumplieron 20 años de este fatídico acontecimiento que se llevó la vida de 2.996 personas.
Este evento generó un antes y un después en el país sobretodo con la puesta en marcha del plan “Guerra contra el terrorismo” con un costo aproximado de 5,6 billones de dólares, destinados a financiar operaciones militares y antiterroristas como la invasión del ejercito a Afganistan para reprender a Al Qaeda grupo responsable del ataque refugiado en este país. Y también en la implementación de sistemas y protocolos de monitoreo de información generando mayor control y vigilancia en distintos ámbitos.
Dos industrias en particular sufrieron los mayores daños económicos y estructurales, el sector aéreo y de seguros; el primero tuvo que implementar nuevas medidas de seguridad en los aeropuertos y aviones endureciendo los controles como las puertas de seguridad blindadas que no solo fueron instaladas en los aviones antiguos sino que ahora son obligatorios para todo avión que sale de fabrica, sistemas y procedimientos de resguardo de las puertas de cabina implicando reglamentaria en el transporte aéreo internacional.
El impacto económico también se reflejó en la cantidad de vuelos donde el 10 de septiembre el sistema aeroportuario norteamericano soporto 38.000 comparado con los 252 vuelos del 12 de septiembre, obviamente la resiliencia de la industria permitió que semanas después volviera a los 30.000 vuelos aproximadamente pero si se registraron pérdidas considerables. Por el lado de las aseguradoras, estas recibieron reclamaciones de seguros por daños sumando más de 40.000 millones de dólares.
También podemos destacar que aunque el edificio de la Bolsa de New York no sufrió daños, desde esa mañana del 11 de septiembre permaneció cerrado durante cuatro días junto a otras plazas bursátiles en su pausa más larga desde 1933; asimismo, los enlaces de comunicación sufrieron desperfectos hasta el punto de ser inservibles por la caída de las dos torres.
Ya cuando se comenzó a operar nuevamente el Dow Jones cayó alrededor de un 7,1%, estableciendo un récord hasta ese entonces como la mayor pérdida diaria en la historia, durante ese día se produjeron las mayores pérdidas de la historia en la Bolsa de Valores de Nueva York donde se calcula que durante este periodo se perdió cerca de 1,4 billones de dólares.
La recuperación fue relativamente corta impulsada por un recorte de impuestos aprobado meses antes de este ataque, se aprobó 5.000 millones de dólares en ayudas federales directas a las aerolíneas y otros 10.000 millones en garantías de préstamos para el sector. A pesar de estos esfuerzos el PIB estadounidense se redujo en tres puntos porcentuales en 2001.
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