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El contrabando y la muerte de nuestros productores

  • Foto del escritor: LaLlamaFinanciera
    LaLlamaFinanciera
  • 11 nov 2020
  • 2 Min. de lectura


Por: Diego Clavijo Orozco


Pareciera ser que cuando se piensa en Bolivia, viene a la mente su comida típica, la clasificación al mundial del 94, sus paisajes y cómo no, el contrabando. Y sí, crece la oferta de productos de contrabando en un país donde es usual ver desde ropa y comestibles, hasta anticonceptivos, incluso incurriendo en situaciones más criminales (increíble, pero es posible) como pieles de animales, entre otros.


Y si hay algo que le faltaba a nuestra ya moribunda economía, es que el viejo contrabando ataque con fuerza a los productores nacionales, incluidos los importadores legales bolivianos, quienes se ven perjudicados por el crecimiento de este problema.


Es cierto que la crisis por el coronavirus golpeó al bolsillo del boliviano, por lo que la gente acude a lo más barato, y desgraciadamente, el contrabando es el preferido por muchos precisamente por el precio.


Según El Deber, la industria de la cerveza es la más afectada, teniendo en cuenta que los principales productos de este rubro ingresan de Argentina y Brasil, donde existe mayor oferta y por ende los precios son más bajos, esto destroza la industria boliviana que no puede competir con marcas que venden la lata a Bs. 4 o 5.


Para Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que el dólar sea barato en Bolivia, ayuda a que los contrabandistas viajen a países donde su precio es más elevado y ganen comprando el producto, principalmente con Argentina, donde el precio del dólar es excesivo (El Deber).


En el mismo diario, se puede evidenciar que empresas como PIL en lácteos o Venado en otros alimentos, son los que más pierden por pagar impuestos y además tener la competencia del contrabando, mientras que importadoras como OPAL, consideran que el contrabando mata su industria, ya que estas tienen que pagar elevados impuestos de importación y además, deben pagar más impuestos con las facturas.


Es importante mencionar que los comercios de contrabando no dan factura, y por ende, se calcula que sus ganancias rondan los $us 2.300 millones por año, según la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), por lo que surge la pregunta ¿y el control de las autoridades? Según los mismos empresarios, la Aduana no fiscaliza muy bien los mercados, y aunque parezca una tarea difícil por el control en los puntos fronterizos, lo cierto es que tampoco existe el control en las ciudades bolivianas, donde tampoco se ve un control de las alcaldías y de Impuestos Nacionales.


Cada día que pasa, los productores bolivianos se hunden más económicamente, registrando pérdidas millonarias, donde el desempleo alcanza al 8% de la población y donde los sectores registran cifras escandalosas de pérdidas. Desde el sector lácteo, los sojeros, los alimenticios o la industria textil, donde la pandemia, los bloqueos y los conflictos sociales, se suman al contrabando para terminar de sepultar a nuestros productores.


Si no se hace nada, el contrabando ganará mayor terreno, aprovechándose de la necesidad de la gente y afectando a la economía en general. Esperemos que el contrabando deje de ser común en el país y mate a los productores nacionales, a quienes parece pesar el cumplir las normas.


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