Por: Diana Lucelia Ponce de León Murillo
Las desigualdades mundiales de ingresos y riqueza están estrechamente relacionadas con las desigualdades ecológicas y las desigualdades en las contribuciones al cambio climático. En promedio, los seres humanos emiten 6,6 toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2) per cápita por año.
A medida que se evidencian este tipo de desigualdades, paralelamente se puede evidenciar el avance tecnológico en el mundo que nos permite conocer nuevos planetas y nuevos espacios. A partir de ello, surgen los novedosos viajes espaciales que cuestan una fortuna pero ya están disponibles para un grupo selecto de individuos.
Si bien estos viajes son novedosos, llegan a ser una traba en un aspecto ambiental por el gran impacto que ocasionan. Según el Informe de Desigualdad Mundial 2022 de World Inequality Lab, los viajes hechos por empresas que ofrecen turismo espacial como son Blue Origin y Virgin Galactic, emiten tanto CO2 como una persona en toda su vida.
Un vuelo suborbital de apenas 11 minutos emite cerca de 75 toneladas de carbono por pasajero, mientras que mil millones de personas emiten una tonelada al año.
Uno de los puntos importantes de los vuelos de Blue Origin, la empresa de Jeff Bezos detalla que sus naves usan un combustible que no emite dióxido de carbono como tal. Sin embargo, ese combustible tiene un proceso en el que sí se producen grandes emisiones de CO2.
Earl Blumenauer, un representante de la cámara del estado de Oregon, en EE.UU, plantea la creación de una ley y ese nuevo impuesto que gravara de forma contundente a cualquiera que viajara al espacio "con propósitos distintos al de la investigación científica" ya que en los últimos viajes solo personas con intereses de “curiosidad” pudieron acceder a un viaje y no por investigación.
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