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Por: José Moya
Todos conocemos aquella mítica frase: «aprovecha el bug» y, al parecer, las grandes naciones también están conscientes de que las oportunidades no se dejan pasar. Ahora, desde que los talibanes asumieron el poder en Afganistán, países como Pakistán, China o Rusia están optando por adaptarse a este cambio de poder y así poder aprovechar el bug de tener una nueva administración.
Primero, hablaremos de Pakistán. Este país cuenta con 2400 km de frontera con Afganistán. Son vecinos y, por lógica, les conviene llevarse bien. En el ámbito comercial, la mayor parte del comercio de Afganistán pasa por Pakistán, incluido el de productos básicos como la harina, el arroz, las verduras, el cemento y el material de construcción. De igual manera, a Pakistán le interesa en sobremanera construir un puente económico para acceder al mercado de Asia Central, además que puede ser un gran precursor para que vuelva a extender su influencia en aquel territorio. Más allá del aspecto comercial, es de conocimiento general que entre India y Pakistán, existen problemas desde hace mucho tiempo, principalmente, por la región de Cachemira. Es por eso que a los pakistaníes les preocupa que se instalen consulados hindúes en Afganistán cerca de Yalalabad y Kandahar.
Ya toca hablar de una potencia mundial, tal cual es Rusia. En la memoria rusa está todavía la guerra de una década que libró —y perdió— la Unión Soviética contra los insurgentes afganos entre 1979 y 1989. Pero, si hay algo importante que resaltar, es que los países situados al norte de Afganistán son antiguos estados soviéticos, y todavía tienen una relación fuerte con Rusia; por ende, la inestabilidad generada en Afganistán podría tener repercusiones en sus vecinos. Además, que a los rusos les preocupa que este territorio sea utilizado como refugio para miembros del Estado Islámico, enemigos acérrimos de Rusia y de los talibanes.
Por último, China, el gigante tecnológico, también tiene interés en adaptarse a la nueva administración afgana, ya que, como los rusos, se preocupan de que pueda ser refugio para extremistas de la zona, especialmente, dada la situación en la región occidental china de Xinjiang; preservar su seguridad es uno de los puntos claves para este acercamiento. De igual manera, acuerdos comerciales también están presentes, ya que China desea explotar el potencial minero que tiene Afganistán, el cual fue valuado por los chinos en 1 millardo de dólares. Aunque los afganos lo tienen trazado en el triple de ese valor, todo lo que sería extraído se destinaría al mercado tecnológico, para ser más específicos, decir que estamos hablando de 17 elementos químicos poco comunes en estado puro que se utilizan en los microchips y otras tecnologías de vanguardia.
En conclusión, y tratando de ser lo más imparcial posible, no importa qué tantas diferencias ideológicas se tengan o que tanta sangre se haya derramado para llegar al poder, al momento de velar por lo que les conviene a los grandes países, no existen enemigos y personas amorales, simplemente hay socios.
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