El Fondo Monetario Internacional (FMI) ¿Amigo o enemigo?
- LaLlamaFinanciera
- 28 jun 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 29 jun 2020

Opinión
Por: Christian Muller Tofiño - Invitado Especial
Durante las últimas semanas, no pude evitar leer comentarios negativos en las redes sociales acerca del FMI y el préstamo que recientemente la multilateral aprobó a Bolivia. Comentarios como: «El FMI ha sido lo peor para la historia latinoamericana», «el FMI no hace beneficencia, si aceptamos su crédito, Bolivia se convertirá en el esclavo del FMI», o «el FMI es imperialista». En general, comentarios que satanizan a dicho organismo, pero las preguntas que nos interesan son: ¿Qué es realmente el FMI?, ¿el FMI genera algún tipo de beneficio de los préstamos que realiza? y ¿la satanización del FMI se encuentra justificada?
Comencemos respondiendo la primera pregunta. El Fondo Monetario Internacional (FMI), organización financiera internacional, entró en vigor oficialmente en 1945 como parte del acuerdo internacional Bretton Woods, el cual fue firmado en 1944.
Los objetivos proclamados por la organización son: Promover la cooperación monetaria internacional y el comercio internacional, reducir la desocupación, conseguir tasas de cambio sustentables, lograr crecimiento económico, y otorgar recursos a países miembros en dificultades económicas razonablemente.
Justamente este último objetivo, es el que toma mayor relevancia en la función del FMI, donde el organismo tiene la misión de actuar como prestamista de última instancia una vez que la situación económica y financiera de un país ha llegado a tal punto de estrés, que necesita acudir al FMI para solventar la crisis o desajustes que se produjeron en el país.
Las crisis a las que responde normalmente el FMI son crisis de balanza de pagos, y crisis de insolvencia de deuda pública. ¿De dónde consigue el FMI sus recursos? El organismo tiene dos fuentes primarias. La primera, son las cuotas aportadas por todos los países miembros, donde las mayores economías hacen aportes proporcionalmente mayores a las pequeñas economías, mientras que los mayores prestatarios suelen ser países en vías de desarrollo. La segunda fuente es vía préstamos.
Habiendo analizado los objetivos del FMI, ahora podemos responder la segunda pregunta:
¿El FMI busca generar beneficios de los préstamos que realiza? Claramente, la respuesta es que no. El FMI, al ser un organismo de cooperación internacional, se comporta como una organización sin fines de lucro; los intereses cobrados suelen representar el costo de oportunidad de un préstamo y suelen ser inferiores a los cobrados en el mercado de deuda soberana.
Entonces, respondiendo la tercera pregunta... ¿Por qué se sataniza al FMI?
El FMI, al facilitar recursos a países que atraviesan problemas temporales de balanza de pagos, o de deuda, normalmente condiciona el crédito a que el país prestatario se comprometa a tomar medidas de ajuste macroeconómico y estructural que corrijan las dificultades. Es exactamente en ese punto que comienza la polémica.
El ajuste económico propuesto normalmente se basa en mayor austeridad fiscal y en la reestructuración del manejo macroeconómico o reformas estructurales; lo cual, puede significar ajustes fiscales, reducción del gasto público, eliminación de subsidios, devaluación de la moneda, y la privatización de empresas públicas deficitarias, entre otros.
Lógicamente, son medidas que no son del agrado de gobiernos populistas, que convierten el gastar más allá de la capacidad financiera de un país, en un deporte nacional. Para entender el accionar del FMI, es necesario mencionar que dicho organismo pone una condicionalidad de reducir los desajustes fiscales y otros desequilibrios macroeconómicos, además da recomendaciones de cómo hacerlo.
Sin embargo, es el país prestatario el que toma las decisiones finales; como el definir las medidas que se llevarán a cabo, al ser el primer responsable de la selección, la formulación y ejecución de las políticas que se adopten para alcanzar los objetivos del programa respaldado por el FMI. Por esto, el FMI no impone medidas específicas de política económica, sino que las consensua con el país prestatario.
¿Por qué el FMI pone condicionalidad a sus créditos? Al ser préstamos que se dan en situaciones de desajustes o crisis, la condicionalidad tiene el objetivo de que el país elimine el desajuste y sea capaz de pagar el crédito en un futuro. Como todo organismo que se dedica a prestar recursos, espera que la deuda sea pagada en el futuro.
Entonces, ¿La satanización está justificada?
En mi estricta opinión, no lo está. La condicionalidad que impone el FMI en sus créditos tiene una motivación lógica. Les pongo un ejemplo: Una persona irresponsable, gasta todo su sueldo en fiestas y alcohol. Al final del mes, se queda sin dinero para pagar el alquiler y el costo de los servicios públicos usados. Entonces pide a sus padres que le presten dinero; sin embargo, los padres solamente lo harán con la condición de que éste se comprometa a cambiar su comportamiento, y que se haga cargo de sus compromisos en un futuro, además de pagar la deuda contraída. El FMI hace exactamente lo mismo con los países a los cuales presta dinero.
Por otro lado, es cierto que las políticas propuestas por el FMI no siempre fueron las más apropiadas en todas las condiciones. Pero, nuevamente, el FMI sólo realiza recomendaciones, y será responsabilidad de cada país adoptar la política más apropiada dentro de un programa establecido.
Probablemente, el mayor pecado del FMI ha sido no cumplir sus políticas y prestar dinero a países con bajo compromiso de solucionar sus reajustes, casos como Argentina, donde el préstamo terminó siendo un incentivo para el comportamiento irresponsable, y la condicionalidad sólo funcionó en un pequeño periodo antes de volver a las malas prácticas. Sin embargo, en estos casos el problema no es el FMI, sino del poco compromiso y problemas institucionales del país prestatario.
¿De qué se trata el último crédito del FMI a Bolivia?
Es un crédito de 327 millones de dólares, el cual tiene como objetivo apoyar los esfuerzos de la lucha contra el COVID-19. Tiene una tasa de interés del 1% y un periodo de gracia sin pago de intereses de 3 años, por ser un crédito que surge de un shock externo, y no así de desajustes internos; además de no superar la cuota interna de Bolivia.
El crédito no trae consigo ninguna condicionalidad de reajuste fiscal, o de manejo macroeconómico. Los hechos están descritos, y las condiciones de dicho crédito son demasiado favorables, muy por debajo del interés que Bolivia pagaría en un mercado de deuda soberana de aproximadamente 4.5%, basado en el interés pagado en emisiones anteriores.
Finalmente, cada persona podrá analizar la conveniencia de este crédito, considerando el contexto vivido en Bolivia y la necesidad de financiamiento para contrarrestar los efectos negativos de la pandemia vivida. Lo que sí les puedo decir con toda seguridad, es que no nos volveremos esclavos de un organismo malévolo al aceptar dicho crédito.
Christian Muller es economista graduado de la Universidad Privada Boliviana
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