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EL FUTURO DEL TELETRABAJO


Por: Melanie A. Alba Sossa


El presente artículo se escribió con la colaboración de Camila Alba, Natalia Viscarra y Camila Viscarra, estudiantes de la carrera de Psicología Organizacional de la Universidad Privada Boliviana.


La pandemia provocó cambios en nuestra forma de ver y hacer las cosas, tanto a un nivel de individuo como de sociedad. Entre ellos está, sin lugar a dudas, un cambio en la forma de trabajar. El confinamiento provocó un escenario de incertidumbre tanto para empresas, como trabajadores: ¿Cómo seguir trabajando?


El teletrabajo, entendido como una modalidad de trabajo en la cual el trabajador cumple con sus actividades y carga laboral desde un espacio externo y distinto a las oficinas centrales, instalaciones de producción, o del cliente que lo contrata mediante la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, hace frente a la limitación provocada por el confinamiento sobre la necesidad de trabajar pero no poder ir a la oficina.


Con un horizonte un tanto más optimista, es interesante reflexionar que el fin de la pandemia no implica la vuelta a la normalidad, sino, el crear y habitar en una nueva normalidad. Si bien la instauración masiva del teletrabajo en Bolivia nace como una necesidad, en la actualidad, representa una preferencia y una característica inherente a la nueva forma de vivir para muchos. Como plus, los avances tecnológicos permiten que esta modalidad laboral sea viable aún en un contexto de no pandemia. Es por ello que, así como representa una solución, también implica muchos retos y desafíos, los cuales, requieren de la atención necesaria para que se pueda dar lugar a empresas exitosas con empleados productivos y felices.


Existen ventajas evidentes en cuanto gasto y ahorro de recursos. Para los empleados, hay una reducción de gastos, por ejemplo, en el costo de comidas fuera de casa y el costo de transporte del hogar a la oficina, dando lugar a un ahorro extra cada mes. Así como también un ahorro de tiempo evitando el tiempo que uno gasta en ir y volver al lugar de trabajo determinado por distancias, tráfico y el medio de transporte.


Por el lado de la empresa, se traduce en menores costes en infraestructura y da la opción de darle nuevos usos a los espacios que ya tienen. También se elimina la limitación que implica la distancia al momento de contratar excelentes candidatos.

En ambos casos, si es necesaria una inversión en internet por parte del empleado y de sistemas de trabajo en línea para el empleador.


Cuando uno quiere indagar un poco más sobre los beneficios e inconvenientes más allá de espacios de ahorro, generalmente aparecen blogs, artículos y notas donde lo que se hace es enumerar estas ventajas y desventajas en listas: «Conoce las 9 ventajas y 9 desventajas», «10 cosas que no sabías del teletrabajo y que pueden ayudarte», «Las desventajas del teletrabajo», etc.


El error en el que caen este tipo de artículos es que no podemos asumir que es una regla general para todos —Camila A., Natalia V. y Camila V. hicieron énfasis en que cada persona es un caso aislado—.

Por ejemplo, en el caso de la flexibilidad de horarios, dando dos situaciones ficticias:

  1. Una madre con hijos pequeños, quien generalmente en el trabajo tiene la mente preocupada pensando si sus hijos ya almorzaron o si llegaron bien del colegio, el permanecer en su casa trabajando puede traducirse en tranquilidad, y por ende, mayor productividad.

  2. Mientras que una persona que vive sola en un pequeño departamento, sin hijos ni padres, el trabajar únicamente desde casa puede traducirse en depresión, y por ende, menor productividad.

Tanto la tranquilidad como la depresión afectan la productividad de ambas personas en el trabajo. Si bien una mayoría puede verse beneficiada, es crucial no dejar atrás a nadie, ya que el trabajo en equipo, la colaboración, y el que todas las áreas se desarrollen bien se traduce en resultados favorables para todas y todos en la organización.


Además de la situación en la que se encuentran las personas, la personalidad de cada una de ellas juega un papel fundamental en su respuesta. Dos mujeres, de la misma edad, en el mismo cargo, pueden responder diferente. Para ello, las estudiantes de Psicología Organizacional recomiendan el uso de tests de personalidad para tratar de tener un primer acercamiento a los empleados y entender cómo deberá trabajarse el proceso de adaptación.


Identificaron también cuatro posibles obstáculos que trae el teletrabajo que es necesario superar: La comunicación, la motivación, el sentido de pertenencia y la falta de organización.


Para ello, proponen una comunicación directa, horizontal y generacional, evitando que surjan exclusiones, e incluso, buscando formas innovadoras de poder incluir a los familiares de los empleados. Los Planes de Objetivos con seguimiento constante son una buena manera de ayudar al empleado a organizar su tiempo en base a resultados y de mantenerlos despiertos sobre el cumplimiento de sus metas.


Expresar la preocupación por los empleados e incluso el mandar textos personalizados como «Alan, esta semana diste lo mejor de ti» pueden crear una interacción más real en la virtualidad.


Se tocó también el tema de modelos híbridos entre virtual y presencial cómo alternativa a modelos rígidos presenciales o virtuales, como por ejemplo, reuniones presenciales un día a la semana, o sino, una semana de trabajo presencial la primera semana de cada mes.


Finalmente, haciendo alusión a «Muerte y Vida de las Grandes Ciudades Americanas», se dice que existen tres espacios en la vida de un ser humano: Casa, trabajo, y placer/sociabilización, y cada uno de estos espacios desempeña un rol diferente. Para evitar el quiebre de ellos, aconsejan que cuando una persona realiza teletrabajo, adapte un lugar de su casa y lo adecue como su espacio de trabajo.


En definitiva, la cantidad de información y profundidad a la que se puede llegar es amplia y aún queda mucho que discutir. Lo que es innegable es que el mundo actual se caracteriza por la virtualidad, empezamos hablando del teletrabajo como el trabajo fuera de oficina, pero es quizás ahora que nos debemos replantear el concepto de «la oficina» y ampliarlo a distintos espacios.


Este cambio ya existe, por lo que más que debatir sobre si adoptarlo o no, el paso siguiente es apropiarse de él de manera resiliente y de modo que el outcome tenga mayor flexibilidad, mayor productividad, mejor calidad de vida, menos estrés y más ganancias tanto para el empleado como para el empleador.


En definitiva, es un reto muy grande, sobre todo para las y los profesionales del área de Psicología Organizacional y Recursos Humanos, ya que este cambio insta a reestructurar las distintas áreas de la organización, manejar nuevas herramientas, canales y métodos, además de repensar la cultura laboral para lograr un éxito pleno tanto a nivel personal como de organización.


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