El problema de diferir sin retomar actividades económicas
- LaLlamaFinanciera
- 12 ene 2021
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Por: Pablo Garcia Quint
El comienzo de este nuevo año trajo consigo el reto de poder mejorar la crisis global sanitaria para que así las actividades, no solo económicas, vuelvan a la normalidad. Pero este reto parece cada vez más difícil dado que hoy en día existen rebrotes del virus, mostrando incertidumbre en cuanto a la normalización de las actividades económicas. Aquellos más afectados serán las personas que tienen deudas acumuladas con los bancos o con el pago de rentas. Las soluciones presentadas por el gobierno se manifestaron a través de bonos y diferimientos, pero ¿serán éstas propuestas realmente la respuesta? Hoy en día en Bolivia los diferimientos parecen ser la respuesta a estos pagos de alquileres y préstamos bancarios, sin embargo, la funcionalidad de estos posibles diferimientos deben estar acompañadas de condiciones que permitan desarrollar actividades en su plenitud a aquellas personas con tal necesidad y no de ayudas del gobierno, porque estas solo apaciguan los pagos en el corto plazo sin dar una respuesta sólida en el largo plazo.
En una nota de Página Siete, Marco Belmonte reporta que se prevé más dificultades que beneficios con un nuevo diferimiento. Recordemos que la ex presidente Jeanine Añez lanzó un decreto supremo el año pasado que ampliaba el pago de amortizaciones de crédito a capital e interés, y otros gravámenes. Esto permitiría reconsiderar un plan de pagos más flexible de acuerdo a las necesidades de cada prestamista, pero la normalización de estos pagos tomaría lugar a partir del 1 de enero de 2021. Belmonte en su nota explica que el análisis hecho por el economista Alberto Bonadona, hace notar que las exigencias de diferimiento por varios sectores no implicaría dar una solución al problema, más bien sería lo equivalente a “permitir que a aquella persona que se ahoga, se le permita respirar un poco y… [se la deje] en el agua.” Cabe preguntarnos, de esta manera, ¿cómo un nuevo diferimiento no resultaría en el mismo resultado que el primero? Una solución parcial es cubierta por Belmonte cuando señala que los prestatarios podrían negociar con los bancos para así reprogramar su plan de pagos a consecuencia de la imposibilidad de condiciones financieras del deudor. Pero considerando la otra cara de la moneda, el Gerente de la Cámara Nacional de Comercio menciona que esto podría causar cierta i-liquidez en el sistema financiero por la baja recaudación y un posible daño la creación de nuevos productos crediticios. Esto sería una consecuencia lógica, ya que un mayor riesgo de pago en los deudores incrementa las tasas de interés, reduciendo los préstamos y por ende la oferta monetaria. Este análisis tendremos que cubrirlo en otra ocasión. Pero estas soluciones todavía no ofrecen alternativas para que las personas puedan pagar efectivamente sus deudas, dejando de lado a los bonos.
Lo importante de un diferimiento, no sería el diferimiento como tal, sino las condiciones detrás de este que permitan poder pagar la deuda del prestamista en el futuro. Acá es necesario que el gobierno intervenga, pero no económicamente sino institucionalmente, para poder así facilitar las actividades económicas de aquellos agentes que necesitan trabajar para poder pagar su deuda, y no dependan de los bonos o ayudas que el gobierno ofrece. Esto solo crearía una dependencia que terminaría en un Estado paternalista. Aquellos que tengan una obligación financiera si sus condiciones no permiten que sin trabajar puedan pagar su deuda entonces el riesgo que implica continuar con sus actividades es completamente racional y no solo un capricho como se piensa.
Pero habrá oposición a este punto vista. El análisis hecho por la misma plataforma, Página Siete, “Actividades Peligrosas e Innecesarias,” mencionaba que se debería reforzar las restricciones que el gobierno pone para controlar mejor este segundo rebrote “… pese a que los casos de Covid aumentan exponencialmente… [habrán actividades] que son absolutamente prescindibles y nadie debería exponerse por un poco de distracción.” Cabe resaltar acá que lo prescindible que parezcan ciertas actividades viene desde una perspectiva que las considera así y no desde la persona que ejerce estos actos, que como veíamos, llegan a ser completamente racionales para poder pagar las deudas que tiene.
El rol del gobierno en este sentido sería el de desregular las restricciones, ya que cada uno sabrá qué riesgos tomar en base a las diferentes necesidades que se tengan respetando así el principio de subsidiariedad. Las restricciones y medidas tomadas el año pasado para la contención del virus costo un incremento en el desempleo de un 5.74% el primer trimestre a un 10.76% al último trimestre del 2020. Esto llevó de la mano una contracción del PIB en más de diez puntos porcentuales para el segundo trimestre del 2020, -11.11%1 (INE, 2021). En comparación a Uruguay que tuvo uno de los roles más austeros en cuanto a su gobierno y durante la pandemia, solo tuvo una caída entre 3% a 5% en el PIB y en cuanto a su desempleo se registró una caída de 3,8% con respecto al año anterior (Organización Internacional de Trabajo, 2020).
Entonces, las condiciones referidas hacen alusión a dar a las personas libertad de poder desarrollar sus actividades económicas. Automáticamente aquellas con más necesidad continuarán por seguir con sus actividades mientras que aquellas que se encuentren en una posición más favorable se restringirán. Esto es algo que el gobierno no puede saber dado que las necesidades son en lo más mínimo, homogéneas.
Al final del día si un diferimiento fuese a darse nuevamente, muchos sectores de la economía todavía siguen sin funcionar en su totalidad, y debemos recordar una vez más que todas las actividades económicas están interrelacionadas entre sí y no son independientes unas de otras. Por lo que aquellos sectores que dependen de otras actividades, como ser los transportistas de la gente que sale, no tendrán opción de trabajar plenamente. Y esto lleva a una pregunta mucho más complicada pero con una connotación de confianza hacia las personas mucho mas grande. ¿Se debería empezar a abrir completamente la economía para dar una solución real a estos problemas?
Notas
Estos datos fueron preliminares en un reporte del INE en octubre de 2020. La actualización para el último trimestre del 2020 será diferente pero no tan lejano de este dato.
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