Empleo en Latinoamérica, ¿un futuro verde o gris?
- LaLlamaFinanciera
- 27 oct 2020
- 4 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos
Nos encontramos ante una de las crisis económicas más grandes de las últimas décadas que paradójicamente, también podría tratarse de una de las oportunidades económicas más prometedoras para muchos países latinoamericanos en años.
El desafío se trata de construir un camino hacia un mundo de cero emisiones de carbono, una transición justa, en una región que sigue batallando contra las desigualdades de género y étnicas, además del amplio sector informal que las aqueja.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estiman que esta transformación destruirá 7.5 millones de empleos en la electricidad a partir del combustible fósil y producción de alimentos de origen animal para el año 2030. Ahora bien, se cree que las nuevas oportunidades de empleo en contraste a la pérdida, será de 22.5 millones de puestos de empleo de producción agrícola, energía renovable, silvicultura, construcción y manufactura.
En este sentido, es necesario adoptar políticas ambientales, laborales y sectoriales coherentes. Se necesitan políticas gubernamentales como la capacitación y reconversión laboral, ya que esta transformación acarrearía un desempleo estructural en las economías latinoamericanas, es decir se necesita inversión pública para con el capital humano.
Para el caso de Bolivia, país ratificante del Acuerdo de París en el cual se compromete a la reducción a cero emisiones netas del CO2 para el año 2050, se tiene un panorama difícil, más no imposible. El primer desafío boliviano es la contaminación atmosférica, la cual está estrechamente ligada a los efectos del cambio climático y la capacidad productiva del sector agroindustrial del país, para Bolivia la ciudad de La Paz y Cochabamba, encabezan la lista de los países latinoamericanos con mayor contaminación medioambiental sólo por detrás de Perú y Chile.
Se necesita emprender una electrificación masiva, es decir que verdaderamente llegue a cada habitante del país, además de tratarse de una electrificación hacia combustibles más limpios. Actualmente Bolivia cuenta con el “Programa Electricidad para Vivir con Dignidad, con el objetivo de lograr el acceso universal a la electricidad con energía renovable en zonas rurales para el 2025.
Así mismo se necesita mejorar drásticamente el transporte público y apoyar el transporte no motorizado como la bicicleta, preservar bosques y selvas, reducir los residuos en todos los sectores y fomentar la utilización de materiales reciclados, cambiar la dieta alimenticia, entre otros.
Cómo es notable, no se trata de cambios que se pueden producir de la noche a la mañana ya que requieren en primer lugar compromiso tanto gubernamental, como de la población misma, un cambio en el comportamiento de cada país, hacia un futuro verde, pero son acciones que se deben tomar con seriedad y a la brevedad posible ya que este problema cada vez se torna más palpable en las economías. Más aún para Bolivia que perdió millones de hectáreas de bosque en tan sólo los últimos 2 años.
En cuanto a la transformación económica en términos de energía renovable con relación a la producción de gas, ésta tiene una prometedora alternativa para terminar con la dependencia a este hidrocarburo, no sólo en términos de exportaciones sino también en cuanto a la transformación profunda de la matriz energética, la cual viene de la mano con la industrialización del litio. Bolivia tiene la oportunidad de entrar al mercado de baterías de litio en el mundo, tomando en cuenta las grandes reservas y recursos de este mineral que se encuentran en el territorio, es por esta razón que es imperativo tomar cartas en el asunto.
El dilema probablemente se trate sobre si esta industrialización debería ser vía administración estatal o privada, incluso vía inversión extranjera directa; lo único cierto es que se trata de una inversión imperante la cual podría ser mixta e incluso a la larga un foco de inversión extranjera. Sin embargo es necesario su inicio en la brevedad posible.
Dentro de lo referente a la política pública, se podría decir que básicamente todo lo anteriormente mencionado significa, gasto y más gasto público, los cambios necesarios en sectores como el transporte público, la electrificación, el sector agroindustrial y el sector empresarial en general, además de toda la capacitación del capital humano, necesita apoyo después de los efectos negativos provocados por la pandemia sanitaria. En esta línea, quizá el problema principal de las economías latinoamericanas se reflejaría vía la latente corrupción e ineficiencia que se tiene en términos de gastos fiscales.
Este es un momento clave en el cual se debe romper este patrón, y se debe empezar a hacer uso de recursos como los provenientes de las nuevas deudas externas contraídas por cada país latinoamericano, para reactivaciones eficientes y sobre todo sostenibles en el tiempo para la región, así como demás recursos estatales. Es el momento en el cual tanto el sector público como privado deben trabajar de manera conjunta, para que los países lleguen a un futuro con un bienestar sólido y sostenible.
Maria Laura Torrico es Economista por la Universidad Privada Boliviana.
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