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¿Expectativa vs una muy cruda desigualdad?

Foto del escritor: LaLlamaFinancieraLaLlamaFinanciera

Por: Miguel Morales Gutierrez

De acuerdo a los últimos datos del Sistema Económico Latinoamericanos y del Caribe (SELA), se considera la evolución de la economía de Bolivia positiva en sus indicadores principales. El caso del PIB en el primer semestre registró una variación acumulada del 9,36%, de acuerdo al INE, crecimiento que permitió reducir el desempleo y aumentó el número de las exportaciones sobre todo en los sectores de agricultura y siderurgia. También los impulsos de leyes para la devolución del IVA, aumento de rentas de jubilados, impuesto a las grandes fortunas, los Bonos contra El Hambre con 4 millones de bolivianos invertidos, son políticas que permiten atacar a los efectos de la pandemia para impulsar la oferta y la demanda.


A su vez, solo a inicios de este año, se realizó una inversión pública de 4.011 millones USD, inversión que supera en un 125% a la realizada en 2020, dando pie a promociones para invertir en el sector privado y ayudar a muchas empresas para salir adelante. Por ejemplo, este año no se pagará el doble aguinaldo, por más que exista un crecimiento arriba del 4%, por motivos de pandemia. Sin embargo, estas políticas e ideas aún no son las suficientes para ayudar a todos los sectores y hogares bolivianos.


Este año, sectores como el de hidrocarburos marcaron bastante fallas en su sistema e incluso se habló de un desabastecimiento de combustibles, añadiendo que la exploración y perforaciones de nuevos pozos es casi inexistente y preocupa al sector. También el sector textil sigue operando solo a una capacidad del 40%, puesto que la pandemia provocó cierres de las empresas y muchos de sus afiliados no encuentran trabajo, y las microempresas se ven preocupadas porque aún no sienten las inversiones realizadas por el gobierno, por ejemplo Fedemype Santa Cruz que tenía cerca de los 4000 afiliados, ahora solo la mitad de ellos volvieron a sus actividades.


Por lo tanto, se generaron efectos negativos durante este tiempo, donde el contrabando, tráfico ilegal de estupefacientes, criminalidad, trabajo informal y otros, fueron los caminos optados por muchos hogares al verse desesperados al haber perdido todo por haber consumido sus ahorros a gran velocidad. No olvidemos que esta pandemia fue marcada también por un elevado costo en los servicios de Salud, llegando inclusive a mantener como prendas de garantías a los pacientes por falta de pagos incumplidos, también se registraron familias que fueron desalojadas de sus techos y ahora existen muchas familias que viven en situación de calle.


El CEDLA indicó que pese a tener datos de crecimiento o recuperación bastante alentadores, parece que solo es un dato que se aleja de la realidad, puesto que la pobreza multidimensional se agravó, marcando que para este mes un 62% de la población sigue viviendo en condiciones de pobreza. Inclusive, se proyecta que para el 2022 esta cifra llegue a marcar el 80%. Observando que un 71% de la población total se dedica actualmente al mercado informal, lo preocupante fue que en este grupo de estudio también se encontraron personas con altos estudios académicos y que antes de la pandemia poseían trabajos considerados “bien pagados” y tenían en su poder bienes inmuebles, pero a causa de deudas y pérdida de empleo tuvieron que dejar todo atrás y ahora viven del día. Marcando que la mitad de los hogares bolivianos ahora son considerados pobres, donde incluso el acceso a un servicio de internet se vuelve una tarea difícil, puesto que se da prioridad a la alimentación y reinversión para sostener sus nuevas fuentes laborales en condiciones precarias, es notable ver que los negocios de comidas aumentaron en un 90% durante esta época y por lo general es el nuevo ingreso de toda la familia.


Para concluir, el futuro aún no es certero acerca de la mejora de los hogares, puesto que las políticas económicas implementadas aún no son lo más eficaces, rápidas y sobre todo solo están impulsando a un solo sector, por lo que aún no es visible en su totalidad, por lo que la desigualdad en Bolivia podría agudizarse pero con políticas de integración social y equidad se podría salvar a los hogares hasta el 2025, pero estas medidas llegarán a su convergencia y a ser visibles con un paso lento pero seguro, puesto que se requieren nuevos incentivos especialmente en el sector privado para que se recupere la confianza del mercado para que se motive a la inversión de capital en un futuro.


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