top of page

¡Feliz rebrote y próspero tipo de cambio nuevo! O… ¿cómo era?

  • Foto del escritor: LaLlamaFinanciera
    LaLlamaFinanciera
  • 22 dic 2020
  • 4 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos (Columnista)


Además de las vísperas de navidad, Latinoamérica se encuentra en vísperas de un rebrote, y claro que Bolivia no es la excepción. A pesar de esto, el nuevo Gobierno electo ha descartado regresar a una cuarentena rígida pretendiendo proteger empresas que están buscando levantarse y seguir curso a la débil y lenta reactivación económica puesta en marcha.


Para una economía tan golpeada por la pandemia, parece terrorífico pensar en las antiguas restricciones. Tanto negocios como personas, ya no cuentan con los recursos que tenían a inicios de la crisis sanitaria. Empresas sufren al pagar aguinaldos, y personas se encuentran en la disyuntiva de gastar o ahorrar para lo que se viene al año.


Es por eso que algunos analistas económicos, pensando en el «próspero» año nuevo y en las perspectivas que promete el año 2021, con promesas de que la vacuna llegue a los países latinoamericanos en el primer semestre y, sobre todo, con toda la actitud de sacar a este país adelante, han manifestado la necesidad de una modificación sobre una de las criptonitas de la economía boliviana que es el tipo de cambio, con el objetivo de aliviar el desplome de reservas internacionales e incrementar la competitividad de los bienes de exportación en el mercado internacional y generar mayores ingresos.


Sin embargo, tanto el ministro de economía y el presidente del Banco Central de Bolivia ya establecieron que en el año entrante el tipo de cambio se mantendrá anclado al 6.96 Bs/USD, esto por temas de estabilidad, inflación y generación de expectativas de los agentes económicos.


Veamos… ¿qué sucedería en caso de existir una devaluación y además un REBROTE? Primero, debemos contextualizar el escenario del que estaríamos partiendo hacia esta segunda ola: Una economía en terapia intensiva, intentando salvarse. Un nuevo Gobierno en testera, sin un plan de contingencia claro a la fecha. Gobernaciones municipales improvisando nuevamente tanto con las medidas a seguir ante este próximo rebrote, como con la dotación de insumos, equipos y pruebas en los hospitales que, según muchos profesionales del área de salud, expresan, que se encuentran exactamente igual que hace ocho meses.


Es decir, de entrada, si se dá una explosión de casos, los departamentos no se encuentran preparados. Meses después, para hacer frente en ningún sentido mejor que antes, no se los podría atender porque no existen ni los espacios, ni los equipos, ni los insumos, ni personal suficiente. Entonces, si en este sentido nos encontramos exactamente igual que antes, ¿cuál es la diferencia entre el brote de abril y el rebrote previsto para 2021?


Básicamente, esta es la respuesta. En todo el costo de oportunidad acumulado, generado hace nueve meses, nos encontramos con una nueva deuda externa adquirida de aproximadamente 1000 millones de dólares, un déficit fiscal proyectado de un 14%, una inflación menor a 1%, empresas quebradas, un sector empresarial debilitado como nunca antes en los últimos 20 años, sobre todo el sector hotelero y gastronómico, el cual representa un valor nada despreciable en cuanto al aporte de ingresos de la economía con respecto a PIB, además, de un déficit comercial más profundo y una caída en términos de ingresos no solo fiscales, sino, en general de la economía.


Por otro lado, las personas se encuentran en una situación más apretada que antes, ya que muchos, al encontrarse en una economía pausada, o perder su empleo, se vieron en la necesidad de recurrir a sus ahorros en orden de subsistir ante la pandemia; aún así, gran cantidad de familias cayeron bajo el umbral de pobreza, lo cual también tiene previsiones negativas para el 2021. Siguiendo la misma línea, tanto la población como las empresas se encuentran en un momento complicado en términos de créditos bancarios, tanto para solventarlos como para adquirirlos, y a pesar de las medidas impuestas por el Gobierno para viabilizarlos en el sistema financiero.


Por un lado, la inflación esta anclada y controlada vía el tipo de cambio, entonces, directamente habría mayor inflación y se incrementaría la pobreza, ya que la moneda perdería poder adquisitivo, la bolivianización de los fondos perdería fuerza, y por ende, este mecanismo de transmisión de política monetaria también. Habría una fuerte especulación, fuga de capital el poco que queda, generación de expectativas más negativas profundizando la presión cambiaria devaluatoria, la deuda externa se encarecería aún más, y existiría la posible creación de un mercado negro de dólares, lapidario en muchos sentidos.


Ahora, en términos de competitividad, debido a la dependencia de las importaciones a los suministros industriales, demandado por industrias específicas que serían el pilar empresarial de la industria boliviana (como las empresas soyeras, de aceite o azúcar), este tendría un efecto negativo en términos de producción, rompiéndose ceteris paribustodo lo demás. Esta relación de incremento de competitividad de precios, también parte de una economía que ha estado parada. El bien estrella de exportación (gas natural), cayó, tanto en precio como en la demanda, y el problema, es no tener un sustituto a este bien en la cartera de exportaciones —cuyas promesas se encuentran solamente con bienes como el litio, la soya.


En este entendido, se necesitarán muchos gastos, tanto del sector público como del privado, para la reactivación económica y la transformación de la matriz exportadora. Por ende, se requerirá también la industrialización de bienes y/o servicios, en salud y educación, ya sea mediante transferencias monetarias (bonos), o en insumos e infraestructura, pero de manera EFECTIVA Y EFICIENTE. Así, el remedio no será peor que la enfermedad.


Entonces, ¿cuál es la relación entre el rebrote y una variable tan ajena como el tipo de cambio? Pues está en que, si no apoyamos y corregimos variables como la salud pública, esta puede afectar indirectamente, pero ser letal para la presión cambiaria. En consecuencia, sucedería una inflación y, por consiguiente, pobreza en el país. No es el momento propicio para una apuesta tan importante como la devaluación, lo que no quiere decir que no sea necesaria, pues si lo es, pero una vez que esta tenga mayores beneficios que costos y sea sostenible en el tiempo.


Suscríbete a la Llama Financiera para más artículos así.


 
 
 

Comments


Publicar: Blog2_Post

©2020 por La Llama Financiera. Creada con Wix.com

bottom of page