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Fenómenos Inflacionarios: Estados Unidos

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    LaLlamaFinanciera
  • 18 may 2021
  • 5 Min. de lectura

Por: Pablo Garcia Quint (Columnista)


La inflación no es un fenómeno que se pueda pasar por alto. Las consecuencias destructivas pueden verse en casos actuales como Venezuela, Argentina, Zimbabue, o Sudán, y también en casos históricos como el de Bolivia en 1985. Es por esto, que cuando uno se entera que el país con una de las economías más representativas del mundo tiene niveles de inflación altos, la preocupación se vuelve inminente. Estados Unidos recientemente dio a conocer, a través del Centro de Estadística de Trabajo, Bureau Labor of Statistics, que los Índices de Precio al Consumidor (IPC) incrementaron en un 0.8% desde marzo a abril del 2021, llegando a un 4.2% en el último año; siendo también este el incremento más grande de los últimos 12 meses. Esto nos dice que los bienes de la canasta familiar se volvieron 4.2% más caros. Este incremento es el más alto desde septiembre del 2008, cuando la crisis financiera tomó lugar. Pero antes de saltar a conclusiones fatalistas, es necesario ver cuáles fueron los detonantes de tal incremento, y también cuales serían las consecuencias futuras.


La inflación de Estados Unidos se encuentra en un 2.6% en lo que lleva del año y las tasas de interés majadas por la Reserva Federal (FED) están cercanas a cero. Los estímulos puestos en la economía fueron de $2.2 trillones en la administración de Trump y $3 trillones en la administración Biden, ambos aprobados de manera extraordinaria por las consecuencias de la pandemia mundial. Podemos distinguir la caída en las tasas de interés como una política ad hoc para incentivar el consumo y el gasto en los primeros de la pandemia. Lo mismo puede decirse de los estímulos.




Fuente: Trading Economics / Federal Reserve


Es importante hacer notar que estas políticas expansivas se dieron para reactivar una demanda agregada que resultó muy afectada por los confinamientos a principios del 2020. Esta idea económica de reactivar la demanda agregada está siendo replicada en muchos países, así como en nuestro territorio. La esencia de tales políticas recae en la idea de gastar y generar mayor consumo para que así la demanda se recupere y la producción vuelva nuevamente a los niveles normales previos a la pandemia.


Pero lo que preocupa a muchos es que la inyección de dinero para que el consumo incremente se dio de una manera inorgánica, es decir, que no tuvo una contraparte en donde la producción respalda la creación de riqueza, monetariamente hablando. Es aquí donde entramos a un detonante de la elevada inflación. El economista Norteamericano, Peter Schiff, en una entrevista titulada “America’s Consumption Economy Is a Bubble Economy,” afirma que “los precios están subiendo y todo lo que se hace es pretender… que es transitorio. Es por la escasez en los shocks de oferta. Pero no. Es por el “excedente de dinero”. Schiff continúa por decir que “no existe productividad relacionada a la impresión de dinero, por lo que se verá un incremento en los precios”. La producción no volvió a sus niveles previos a la pandemia, así como se muestra en la balanza comercial estadounidense, con una contracción de 29% en el último año. También, recordemos que la inflación no es un incremento de los precios, esto llega a ser el resultado de la inflación. Es más bien la pérdida de poder adquisitivo por la mayor oferta monetaria y crediticia. Y este efecto inflacionario todavía no parece notarse actualmente pero en el largo plazo será mucho más evidente. La organización Foundation for Economic Education (FEE) en el artículo “Why Inflation Is at a 12-year High” menciona que la cantidad de dinero en la economía estadounidense se incrementó en un 32.9% desde enero del 2020, representando un cuarto del dinero total en circulación, como se observa en el gráfico.




Fuente: Federal Reserve Bank of St. Louis Series M2SL


Sin embargo, la magnitud que representa la emisión inorgánica no es tan grave como se piensa afirma el portal Collaborative Fund, en un artículo titulado “The Fed Isn’t Printing As Much Money As You Think,” donde se explica que el agregado monetario M2 se fusionó de cierta manera con el agregado M1, cuando los bancos levantaron la restricción de usar los fondos de una cuenta de ahorros, que consistía en solo hacer seis retiros en un mes. El portal afirma que las cuentas de ahorro al ser menos líquidas, impedían a mucha gente acceder al dinero que tenían tomando en cuenta la restricción de las cuentas de ahorro y la necesidad que la pandemia representó. Levantar este límite incorporó, de cierta manera, todo este dinero de las cuentas de ahorros a M1 haciendo que éstas se sumen a la masa monetaria inyectada por la FED y muestren un incremento en el circulante monetario, como el que mencionamos antes. Pero aun así, la inflación creció de una manera desproporcionada llegando a niveles que solo se tenían en 2008.


Profundizando más, la revista Forbes menciona que la tendencia inflacionaria parece superar el límite de 2% que tiene la FED. Algo a notar es que la FED también puede incrementar las tasas de interés para así apaciguar el ciclo expansivo de la economía. Llegar a una inflación de 2%, la actual meta de la FED, parece una tarea más optimista que controlar la inflación en caso que se dispare. Así lo afirma Forbes cuando menciona que “915,000 trabajos fueron añadidos en marzo [de 2021] y la tasa de desempleo cayó en 6%, lejos de su pico de casi 15% en abril de 2020”. El problema radica en mantener la inflación en un rango que oscile entre un 2% o una tasa menor. Forbes también hace notar que la Reserva Federal cambió su pronóstico de la inflación para 2021, de un 1.8% en diciembre de aquel año, a un 2.2% en marzo de este año. Principalmente, tomando en cuenta el posible plan de infraestructura del presidente Biden, que de aprobarse, tendría un financiamiento de otros $2.3 trillones.


Podemos empezar a notar tres cosas de todo lo que está sucediendo. Primero, la intervención de cualquier gobierno que quiera controlar la inflación tendrá que ser mayor ya que los ciclos económicos pueden empezar a formarse, y así, consecuencias que exceden las intenciones de mejorar la economía empezaran a tomar lugar. La manipulación económica no terminará bien para cualquiera que tenga este enfoque, ya que el Estado no es la respuesta a todos los problemas. Segundo, esta intervención generará aún mayores distorsiones para la economía. La formación de precios, por ejemplo, se da a través de la valoración que cada individuo le da a un bien, y así, la concatenación de valoraciones resultan en un precio que todos podemos consultar en los diferentes mercados de bienes. La inflación hace que este proceso ya no refleje las valoraciones, sino cualquier otra cosa. La repercusión en la distorsión del nivel de precios afecta, principalmente, a la función empresarial, que llega a ser el verdadero motor de cualquier economía y de la generación de riqueza. Y tercero, las políticas expansivas están íntimamente ligadas a un mayor intervencionismo, y por ende, esta es nuestra conclusión, mayores distorsiones en el mercado. El tercer punto que resaltamos se hace más notorio con la reciente transición presidencial de Estados Unidos, donde el cambio en la agenda económica representó una transición del rol de un estado austero a una agenda más progresista con mayor intervención.


La inflación no es un fenómeno para tomarse a la ligera, y los datos actuales parece que pueden ser controlados por la FED. Pero no olvidemos que mientras más suba esta inflación, o más sea la intención de implementar políticas económicas expansivas, el pronóstico económico será cada vez menos positivo.



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