Fármacos y mercados negros
- LaLlamaFinanciera
- 2 mar 2021
- 3 Min. de lectura

Por: Pablo Garcia Quint (Columnista)
"Es una solución, al menos un alivio, porque los sistemas regulares de servicios médicos y provisión de medicamentos y otros productos para enfrentar la pandemia no abastecen…” son algunas de las palabras de una asociación de familiares enfermos de Covid-19 ante la falta de insumos médicos (América Económica, 2021). En tiempos difíciles, las soluciones menos convencionales empiezan a tornarse como la única salida, más aún si no existen alternativas. Gente con una viveza empresarial, se da cuenta que existe una demanda no satisfecha e incurre en un proceso de descubrimiento de ganancias. Pero antes de señalar a los especuladores y comerciantes como culpables de tal fenómeno es necesario atisbar el origen del problema. Es así, que sostenemos que el creciente mercado negro por fármacos contra el Covid-19 llega a ser una respuesta a los desincentivos que generan las regulaciones en los precios de estos medicamentos.
La regulación de los precios en los fármacos no solo da una señal errónea a la población al mostrar una falsa escasez relativa, sino que también empieza a distorsionar los mecanismos que resultan en la formación de precios. El Ministerio de Salud y Deportes en un intento de mantener el alza de precios, agio y especulación de medicamentos controlados, emitió un comunicado donde sanciona cualquier intento de cobros que no esté de acuerdo a los precios que ellos especifican. Dicha regulación, actualizada al 2021, muestra precios establecidos por la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud a fármacos que escasean en la actualidad como Midazolam, Propofol, Atracurio y Gentamil (Periodoco Bolivia, 2021). Si bien estos precios controlados muestran una intención de permitir mayor accesibilidad para la población hacia estos medicamentos, lo que sucede en la realidad es que terminan por generar un desincentivo a aquellas empresas farmacéuticas que importan y administran estas medicinas.
Recordemos que las farmacias buscan ganancias a través de sus ventas, pero cuando estas se ven impedidas por una regulación donde el precio no muestra ninguna ganancia, la consecuencia no intencionada se refleja en parar la importación de dichos medicamentos y disminuir la oferta. Ante la creciente demanda y la contracción en la oferta, los precios tendrán la tendencia a subir y las cantidades a disminuir. De esta manera, las ganancias sólo se podrán obtener a espaldas de las regulaciones impuestas. Esto crea un mercado paralelo donde las valoraciones subjetivas que tienen las personas están sujetas a la disposición de pagar un precio elevado que se relaciona a la inmediatez y urgencia que tiene cada familia.
Contrario a lo que muchos piensen, estos comerciantes de fármacos “ilegales” representan la única solución ante la demanda que se tiene por estas medicinas, causada justamente por la regulación impuesta del gobierno central. Esta situación no es exclusiva en este caso, sino que se cumplirá para cualquier mercado donde el gobierno se vea involucrado de tal manera que interrumpa con el proceso empresarial en búsqueda de ganancias. No es para nada trivial que exista tanto contrabando en nuestro país.
Ahora bien, es posible objetar que ante la sola búsqueda de ganancias por parte de los empresarios se termina por aprovechar de la necesidad del consumidor, pero una vez más recordemos que los empresarios no prosperan si no satisfacen una demanda social. En el caso analizado, esta demanda social llega a ser la provisión de medicamentos para tratar a pacientes de Covid-19.
Esta regulación, a pesar de no mostrar ninguno de estos efectos a primera vista, muestra sus consecuencias a través de mercados negros y alza en los precios. Si todavía se piensa que el control sobre el nivel de precios es la solución al problema, los mercados negros seguirán siendo la solución no convencional.
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