“Hoy no, pero mañana seguro que lo hago”. —LA PROCRASTINACIÓN
- LaLlamaFinanciera
- 20 jul 2021
- 3 Min. de lectura
Por: Gabriel Flores Araújo
En la época de nuestros abuelos y padres cuando dejaban todo para el último día o simplemente no querían realizar una tarea o labor se los tildaba de “flojos”, incluso algunos creían que este comportamiento podía ser heredado de otras personas “tu padre, cuando tenía tu edad era igual de flojo que tú” en ese entonces, una manera infalible de poder “transformar” a un flojo en un “estudioso” era a través del castigo físico (y vaya que muchos de esta generación aún pasamos por este método de educación) También se creía (y se cree aún) que la pereza (flojera) es algo tan lamentable que incluso la biblia la concibe como un pecado importante.
“Eres un flojo, si no te comprometes a hacer las cosas te irá mal en todo”. ¿Cuántas veces escuchamos ahora esto nosotros de nuestros padres? La procrastinación es ese hábito o conducta que puede ser más recurrente durante la adolescencia y la etapa joven adulta, sin embargo, de alguna manera todos (sin importar en qué etapa de la vida nos encontremos) somos procrastinadores en mayor o menor medida. Alguna vez te preguntaste ¿Por qué me sucede esto? ¿De dónde viene? ¿Qué puedo hacer al respecto?
Es importante dejar en claro que la procrastinación no tiene nada que ver con ser flojo u holgazán, la psicología define este concepto como la sensación de ansiedad generada ante una tarea pendiente de concluir, puede estar catalogada como un trastorno del comportamiento que, a todos como decía anteriormente, nos afecta en mayor o menor medida en alguna ocasión. Entonces eso quiere decir que, ¿procrastinamos por nuestro estado de ánimo negativo frente a una tarea?
La respuesta es un sí, sin embargo, a veces nos hacemos el pensamiento de que estamos bajo el efecto de una maldición o es algo heredado de nuestros progenitores y pues no es así. Los precursores de que el estado de ánimo se torne “negativo” y por ende procrastinemos pueden ser: el aburrimiento, la ansiedad, la depresión, la frustración, el estrés, la ira, etc. Entonces tal vez sería más fructífero aprender a gestionar estas emociones, lo cual nos permitiría trabajar eficazmente bajo presión y optimizaría nuestra tolerancia a la frustración, por lo tanto, el día a día en el trabajo, sin lugar a dudas dejaría de ser una tortura para la mente.
El profesor de psicología canadiense Tim Pychyl remarca que la procrastinación es un problema de regulación de emociones y no un problema de gestión de tiempo, por lo tanto, no te servirá de mucho descargarte una app de manejo o gestión de tiempo (tal vez a corto plazo sí), es más importante que revisemos nuestras conductas y comportamientos que emitimos al momento de estar frente a ese obstáculo o tarea que creemos que nos será “imposible” poder realizarla.
Revisando algunas alternativas, el primer paso recomendable para poder cambiar este hábito de procrastinar, es que reveas tus otros hábitos, por ejemplo: tu alimentación, tus horas de sueño, las actividades que realizas día a día, tus emociones, etc. es decir, que comiences a autoconocerte. Segundo, es fundamental que trabajes tu autoestima, porque por lo general el que procrastina frecuentemente, es a causa de que se da fácilmente por vencido a la menor dificultad que se le presenta, entonces es clave fortalecerla para poder sobrellevar cualquier obstáculo que acontezca en el camino. Por último, en lugar de darle importancia a la gestión del tiempo, hazlo con tu energía; es sabido que la procrastinación también ocurre por una mala gestión de la energía, que da lugar a el cansancio, no solo físico sino también mental (este punto también va relacionado con revisar tus horas de sueño). Si mental y físicamente te encuentras constantemente exhausto por tus recurrentes malos hábitos, pues seguramente procrastinarás con las tareas o labores que tengas durante el día.
“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.”
Confucio
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