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Igualdad institucional sobre igualdad económica

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    LaLlamaFinanciera
  • 1 jun 2021
  • 4 Min. de lectura

Por: Pablo Garcia Quint (Columnista)


La concepción de igualdad económica como el fin mayor de cualquier política es errónea no solo porque radica en una premisa en la cual se instrumentaliza al mercado para llegar a un fin igualitario, sino también porque se deja de lado la importancia que tiene la acción humana y el individuo para desembocar en una sociedad ordenada pese a las diferencias que los caracterizan. Sin embargo, esto no implica que la igualdad tenga que ser completamente descartada. La igualdad institucional es necesaria para que una economía sea funcional y justa. Las implicancias de la igualdad económica como la institucional son distintas e incluso llegan a ser mutuamente excluyentes. Por un lado, la igualdad institucional es imparcial porque es general, y por el otro lado, la igualdad económica es arbitraria justamente porque tiene que observar casos específicos e intervenir para resultar en dicha igualdad. Lo que llama la atención de la igualdad económica es que se producirá un desincentivo para aquellas personas que tienen cualidades que los hacen sobresalir en sus respectivos campos, incurriendo en una sociedad sin incentivo alguno para progresar.


Antes de continuar, debemos delinear la diferencia entre la igualdad institucional y económica. El fundador de la escuela Francisco Marroquín, Mauel Ayau, en su artículo “¿Igualdad económica o igualdad de derechos?” nos hace notar la diferencia entre estos dos conceptos. Por un lado, la igualdad institucional o igualdad de derechos implica que todos viven bajo las mismas normas sin importar las características que cada uno pueda llegar a tener. Ayau afirma lo siguiente, “Las normas generales que rigen la legítima adquisición de las cosas afectan a todos por igual y por ello se consideran justas.” Estas normas de carácter general se traducen en el campo económico, especialmente a la función empresarial como Hayek lo mencionaba, para imponer “límite[s] a las posibles arbitrariedades, y al mismo tiempo establece[r] un marco jurídico donde se lleva a cabo la capacidad creativa del individuo, su función empresarial, consolidando el resultado que el orden espontáneo formaría”. Así lo asevera Salazar y Hermida en su artículo, “El proceso empresarial entre la competencia y la acción gubernamental”. Pero las implicancias de la igualdad institucional no son las de una igualdad económica.


Ayau resalta algo que parece obvio, pero que no deja de ser importante: “…los resultados económicos serán distintos porque todas las personas son distintas en mil maneras... Así como en una competencia deportiva, alguno llegará primero, otro de último y los demás en medio, el resultado económico será desigual si todos están sujetos a las mismas reglas. Es decir que si queremos igualdad de resultados económicos, no podemos regirnos por reglas iguales”. Esto nos permite entender que las características únicas de cada individuo harán que todos lleguen a resultados diferentes porque no todos tienen las mismas cualidades. Siempre habrá un empresario con mejores ideas, un deportista con mejores cualidades, un académico con mayor inteligencia. El establecimiento de una jerarquía llega a ser el resultado de tener una igualdad institucional, porque todos muestran sus capacidades bajo las mismas reglas, y no el resultado de la premeditación para llegar a una sociedad desigual. Ayau continúa diciendo que “para obtener resultados iguales tendríamos que impedir por la fuerza que algunos aprovechen sus ventajas y prosperen más que otros o evitar que algunos prosperen menos que otros”. Una igualdad económica resulta en otorgar mayores privilegios a aquellos que tienen menos conocimiento o menos habilidades para llegar a mejores resultados. Esto es lo opuesto a una igualdad institucional. ¿Pero que implica una desigualdad económica y una igualdad institucional en el mercado?


Tomando en cuenta la igualdad institucional como una precondición para un mercado funcional y eficiente, así como James M. Buchanan lo acertaba, las diferencias que se crean en el mercado benefician a todos. La organización Austrian Institute of Economics and Social Philosophy en su artículo, “Thinking Economically: Only the Market and the Logic of Exchange Create Prosperity” menciona que de todas las disparidades que se crean en el mercado, no todas son funcionales, y en caso que si sean funcionales estarán sujetas a competencia. Estas disparidades son necesarias porque “los participantes nunca sabrían que es más exitoso, más productivo, y más útil”. Imaginemos una sociedad en la que un negocio exitoso no puede establecerse porque se decide eliminar todas las desigualdades económicas. El éxito de un negocio no solo dará un parámetro para que los consiguientes negocios puedan entrar y ser parte de este segmento del mercado, sino, abre las puertas a que alguien más capaz pueda mejorarlo y así proveer un servicio de mayor calidad al mejor precio. Sin esta parte del proceso los agentes económicos no tendrían incentivos para generar negocios o empresas que sean exitosas. El proceso de mercado no tendría forma de ser. Ahora, nada asegura que un negocio sea exitoso; como mencionamos previamente, no todas las disparidades son funcionales.


Pero aun así, aquellas disparidades que fracasan son útiles para mostrar una senda de aprendizaje para futuros inversores o futuros empresarios. Sin el factor error-aprendizaje no habría necesidad de incurrir en el proceso de descubrimiento empresarial. Una sociedad completamente igualitaria, económicamente, no tendría por qué desarrollar nuevos productos ni negocios, si todos los resultados son, al final de día, iguales. Es por eso que, contrario a lo que muchos piensan, donde se genera una disparidad económica no se genera necesariamente un sistema de opresión o explotación, sino una oportunidad de creación de mayores empleos y competencia futura. Reducir las políticas económicas a una mera redistribución o “igualdad económica” distorsiona y estanca el proceso de mercado.

Ante el estigma que existe por la desigualdad económica, es necesario reafirmar que el proceso de mercado resultará en una asignación desigual se quiera o no. Y esto no se da por el capricho de algunos ni por la codicia de otros. Esta disparidad en el resultado radica en que los seres humanos tienen formas de ser completamente diferentes a las de su prójimo. El horizonte de decisiones varía en cada persona, y más aún las capacidades que cada uno tiene. Un buen programa económico debería estar enfocado en asegurar a que todas las personas muestren estas capacidades en su mejor forma, y no en asegurar que todas las personas sean iguales económicamente. Si todavía caben las dudas, los ejemplos históricos, y actuales, de sociedades donde la igualdad económica fue, y es predicada, muestran lo desastroso de tales políticas. Venezuela, Cuba, La Unión Soviética, Corea del Norte, son solo algunos ejemplos, y la lista continúa.



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2 Comments


c.r.homes
Jun 02, 2021

I tend to agree with your premise here, Pablo, for the most part anyway. Economic equality definitely borders on a more socialistic realm, not a system that most Western countries are fond of. As much as the "Powers to be" claim to be institutionallly fair through their laws and regulations, they often allow indiscrimate growth of monopolies to the detriment of the larger business population. Can anyone play in the same league as Apple, Amazon, and Microsoft these days? Maybe a better system of economic checks and balances could slow the unnatural unconstrained and cancerous growth of avarice.

I am very well aware that we are all intellectually, mentally, and emotionally different with a vast array of goals and dreams.…

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pablogq4
Jun 04, 2021
Replying to

Thanks for reading the article, Carlos! I must say that the natural outcome that a market arrives at will never be equal. This is not because is unfair or biased, it is precisely because each one of us is different in more aspects than we could ever imagine. I completely agree that the differences between people do not imply superiority but necessarily, a hierarchy starts forming; otherwise, there would not be a way of progressing and distinguishing what is better. Maybe a common misconception is that there are only hierarchies of power, but that is not completely true.

I do not think that education nowadays is a problem. We could educate ourselves through the vast network of the internet fo…

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