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La caída económica del futuro prometedor de Perú.

  • 23 ago 2020
  • 2 Min. de lectura



Por: Fatima Rocha


Perú, una de las promesas económicas de la región, se destacó por el crecimiento de su PIB. Con un promedio anual del 6,1%, entre 2002 y 2013, donde las políticas macroeconómicas y el ambiente externo favorable generaron un incremento en la tasa de empleo, los ingresos fiscales y una disminución en la tasa de pobreza del país. A pesar de que este crecimiento se desaceleró entre 2014 y 2019, este porcentaje se redujo al 3,1% anual promedio, debido principalmente al ajuste en los precios de las materias primas internacionales. Afectando principalmente a las exportaciones de cobre. Sin embargo, las políticas monetarias y fiscales durante los años de auge, fueron un punto clave para minimizar el impacto negativo de los últimos años. (Fuente: Banco Mundial, 2020)


Según la revista Forbes, Perú fue catalogado como el tercer mejor país sudamericano para realizar negocios en 2019, sobre todo por la variedad de minerales que posee y sus zonas pesqueras. El reporte del FMI de esta gestión reportó un 2,4% en el PIB anual, cifra por debajo del promedio de los últimos años, a causa de una reducción en la demanda de las exportaciones de materia prima generando una contracción, principalmente, en la minería y combustibles.


El país latinoamericano reflejaba un panorama prometedor a principios de este año, donde el FMI había pronosticado un crecimiento anual del 3,2% en el PIB de la gestión 2020, por el contrario, todo aire de recuperación se vió afectado por las medidas adoptadas por el gobierno con el objetivo de afrontar esta crisis sanitaria por el COVID - 19 caracterizada por el aislamiento social obligatorio, el cierre temporal de fronteras y la restricción en las actividades económicas.


Estas medidas cayeron como una bomba para la economía peruana, generando según el reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) un crecimiento negativo en el primer trimestre del año en el PIB de 3,4%, para luego caer nada menos que 30,2% el segundo cuarto del año. Cifra que aterroriza, si la comparamos con el crecimiento de 1,2% del mismo trimestre una gestión anterior.


Este dato se debe a la disminución de la inversión bruta fija gracias a la reducción de las nuevas construcciones (-67,2%), y las menores adquisiciones en maquinaria y equipo (-43,7%), esta situación generó un efecto directo en el desempleo, donde 6.7 millones de personas quedaron desempleadas hasta este trimestre, destacando el sector de la construcción con una contracción de 67.9%. Donde los 937.600 trabajadores registrados en la gestión anterior, ahora solo representan un tercio menos del total inicial.


Esta caída trimestral superó a la más alta registrada en 1989 de 20%. Fuentes como el Banco Mundial, pronosticaron que este país será uno de los más afectados económicamente a nivel mundial, a pesar de las medidas implementadas por el gobierno como forzar a las entidades financieras a condonar o reprogramar créditos, la eliminación de peajes y el uso de ahorros de las AFP´s. Pero nace la interrogante de: ¿Quién asegurará que estas medidas no son una bomba de tiempo para la economía peruana?



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