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La Feria 16 de Julio: Informalidad que Enriquece

  • Foto del escritor: LaLlamaFinanciera
    LaLlamaFinanciera
  • 9 mar 2021
  • 6 Min. de lectura

Por: Pablo Garcia Quint (Columnista)


Vendedores por todas partes. Calles inundadas por el comercio. Puedes encontrar desde una aguja hasta un auto. ¿Sabes a qué lugar nos referimos? Por supuesto que, a la Feria 16 de Julio. Después de su fundación en 1984, la ciudad de El Alto creció tanto que se convirtió en el albergue de la feria más grande de toda Bolivia, y tal vez de Sudamérica. Pero este crecimiento no se refleja en la economía formal, pues una de las características de esta feria, y de otros mercados en Bolivia que se encuentran en ambientes abiertos, es la informalidad. Muchas veces pensamos que la informalidad es una representación de la pobreza, pero fallamos en juzgar un fenómeno que esconde un sistema organizador y generador de riqueza. Ante el reciente aniversario de la ciudad de El Alto, buscamos aproximar uno de los fenómenos económicos menos entendidos en nuestro medio a través de una visión poco compartida en el ámbito económico boliviano. La informalidad como creador de riqueza caracterizada por la poca, y casi nula, intervención del Estado.


Lo que resulta obvio y completamente normal para muchos de nosotros al ver un lugar como la Feria 16 de Julio, es que su dinámica no tiene ningún tipo de intervención. Es más bien por esto que se la considera informal. Pero no muchos ven esto como un signo de progreso, al contrario, lo ven como un signo de estancamiento y pobreza. Debemos reconsiderar tales aseveraciones porque acordémonos que los países más ricos serán aquellos con una economía más desregularizada (Índice de Libertad Económica, 2021), y por ende, individuos con mayor capacidad de actuar y generar riqueza de acuerdo a sus iniciativas empresariales. Esta característica de países ricos, sorprendentemente, es muy acertada para describir la feria de la ciudad de El Alto. La libertad que cada comerciante posee llevó a que ante la dificultad de empezar un negocio formalmente, dada la ineficiente burocracia y la presión fiscal, la alternativa sea comerciar a espaldas del sistema, y llegar a una situación próspera.


La riqueza generada por este sector es tan grande que formaba más de mitad de nuestro PIB hasta 2018. Un estudio hecho por el Fondo Monetario Internacional, a través de Medina y Schneider, muestra que las tres economías con la informalidad más grande del mundo al 2018 son Zimbabue con 60.6, Bolivia con 62.3, y Georgia con 64.9. De igual manera, el economista Danilo Velasco Valdez, de la Universidad Privada Boliviana, a través de un estudio publicado en el portal Scielo, entre 2015 y 2016, pudo estimar que «el tamaño de la economía informal en Bolivia se encuentra entre 54% y 63%, con una tendencia decreciente para la última década, que coincide con el último cambio de gobierno». La tendencia no fue decreciente, pero lo acertado de Velasco es que el gobierno buscó maneras de incorporar todo este potencial al sistema formal sin darse cuenta que el sistema actual no es apto, ni tiene las condiciones institucionales, para abarcar un fenómeno como este. Hernando de Soto explica con mucha más profundidad este tema en su libro El Misterio del Capital, al ver la formación de capital en países con alta informalidad pero con pocos incentivos para atraer a estos comerciantes.


Otra manera de aproximar la riqueza de un mercado informal se da a través de la expansión de créditos. Habrá mayores préstamos en lugares donde existan mayores oportunidades de negocio. De acuerdo a datos de la ASFI, los créditos otorgados en la ciudad de El Alto crecieron de $240,165,375 en 2010, a $1,548,407,302 desde 2010 hasta 2019, es decir, en un 14.6% de crecimiento en créditos. Una hipótesis explicativa llega a ser que el incremento en el comercio implica que los bancos empiecen a dar mayor solvencia a aquellos empresarios que buscan abrir o expandir sus negocios. (Investigar cómo estos comerciantes financian un préstamo con una entidad formal para expandir un negocio informal llega a ser una cuestión importante, la cual estará a la espera de cualquier investigador que quiera ver este fenómeno de la manera como la planteamos acá).


Pero uno podría preguntarse también, ¿cómo se forma tanta riqueza, si más bien, todo esto parece más un desorden? Al ser un fenómeno no planificado, la Feria 16 de Julio entra en el característico orden espontáneo propuesto por Frederick Hayek. Como bien Hayek postulaba, la capacidad organizativa que tienen las personas cuando estas actúan libremente resulta en un orden generalizado que abarca una infinidad de actuantes que coopera y aporta entre sí, llegando a una organización económica que llega a ser imposible de ser planificada o dirigida. El resultado es la creación de riqueza.


De esta manera, la libertad económica con la que cada actuante desarrolla sus actividades económicas implica la formación natural de precios, libre entrada y salida del mercado, libre competencia, y un mínimo grado de institucionalidad para que la propiedad y la integridad de las personas sean mantenidas.


Es curioso comprobar todo esto cuando te encuentras en la Feria 16 de Julio. La probabilidad de encontrar dos bienes o servicios iguales, o altamente parecidos, con precios completamente diferentes llega a ser algo normal. Incluso es posible encontrar productos que son más baratos que en cualquier otro lugar de la ciudad. La formación de precios es tan notoria y flexible que los vendedores tendrán precios diferentes dependiendo de quién es su comprador. La competencia entre lo que ellos sostienen hace que la gente fluya más hacia aquel con el menor precio y mejor producto, regulando automáticamente el precio del bien. Los precios vienen a ser formados por la valoración subjetiva de los actuantes y no por el costo como muchos piensan. Y en cuanto a las reglas que tienen, sin ser complejas ni escritas, en muchos casos son plenamente funcionales, e incluso mejor que las formales. La propiedad de cada vendedor es respetada y resguardada al punto de poder vender cualquier mercancía con el solo hecho de encontrar un espacio libre.


Todo este comercio representa una forma de generar ganancias para poder salir de la pobreza y así pasar a una situación más favorable. Esto es precisamente lo que el economista austriaco Ludwig von Mises postulaba con su estudio de la acción humana y su entendimiento de éste a través de la praxeología. Igualmente, el filósofo Gabriel Zanotti en su libro, El Método de la Economía Política, aproxima esta idea de Mises con una perspectiva tomista diciendo que toda acción humana es el intento deliberado «de pasar de un estado menos satisfactorio a uno más satisfactorio»; siendo cierto esto para la ciudad de El Alto. Ante la inherente pobreza que caracteriza este sector, podemos observar que aún con situaciones desfavorables la gente naturalmente busca maneras para salir adelante.


Sin embargo, la riqueza no viene solo porque las personas empiezan a incurrir en el comercio. Israel Kirzner postulaba que se debe buscar demandas que no están satisfechas para poder así satisfacerlas y generar ganancias. Cuantas ocurrentes mercancías podemos apreciar en cualquier mercado informal, especialmente en la Feria 16 de Julio. El progreso viene de la mano con la iniciativa empresarial. Pero esta riqueza generada seguirá siendo informal por lo que se plasmará en diferentes áreas de la economía, como ser, el de infraestructura a través de los famosos cholets, y el de cultura, a través de las onerosas fiestas locales como el Gran Poder, entre las más conocidas. Los desincentivos del sector formal hacen que el dinero generado por la informalidad vuelva al mercado a través de gasto y no de ahorro e inversión, obstruyendo el crecimiento aún más pronunciado que se podría tener.


Lastimosamente, todavía se cree que este fenómeno de libre mercado debe estar sujeto a las regulaciones que impone el Estado. La legitimidad de la feria trasciende la legalidad de nuestro país porque se percibe un fenómeno económico que saca, y está sacando a la gente de la pobreza, como algo que debe ser controlado y manejado. Cualquier intento de controlar este fenómeno solo causaría retroceso. Hoy en día no existen muchas personas ni instituciones que vean a la Feria 16 de Julio como algo alentador para el futuro boliviano. Las investigaciones no se animan a abordar esta perspectiva por el estigma que se tiene a estas ideas, pero no nos damos cuenta que el fenómeno, tal como se encuentra ahora, es la muestra clara de cómo mucha gente salió de la pobreza.


El Think Tank boliviano Libera Bolivia se encuentra analizando este fenómeno para concebirlo como una opción que pueda sacar adelante, no solo a un sector, sino a todo un país.


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