Las criptonitas de la recuperación de Bolivia frente al COVID-19
- LaLlamaFinanciera
- 6 oct 2020
- 3 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos (Columnista)
Mientras las economías desarrolladas están experimentando una recuperación más acelerada, los países latinoamericanos, los cuales han registrado un impacto más profundo reflejado en proyecciones sobre pérdida de ingresos y empleo por distintos organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano de Desarrollo, están recuperándose a velocidad crucero.
Si bien esto se puede dar en cierta medida por la manera en la que se administró la crisis en los distintos países, como las cuarentenas rígidas, afectando directamente la actividad económica de la región, esta situación también se explica bastante por las condiciones de partida de cada país en América Latina durante la crisis sanitaria.
Economistas como Wilboor Brun, señalan que bajo los parámetros del Reporte de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, la velocidad de recuperación se explica por medio de los siguientes pilares: Salud, educación, institucionalidad, infraestructura y estabilidad macro, regulaciones en los mercados, mercado laboral, sofisticación del sistema financiero, tecnología y apertura comercial, y sofisticación de los negocios.
Claramente, no es una sorpresa suponer que para el caso boliviano todos esos pilares, más que sostener la economía, serían realmente las criptonitas que la debilitaron; incluso antes de la pandemia. Si revisamos un poco este reporte, del 2018 al 2019, Bolivia cayó del puesto 105 al 107 sobre 141 puestos, en este entendido, de los más bajos de Latinoamérica solo por encima de Nicaragua, Haití y Venezuela.
A ver si nos concentramos en estas criptonitas. En las que venían siendo las más letales, y que solo potenciaron su poder en la pandemia. Según el reporte, estas son: Institucionalidad, capacidad de innovación, mercado laboral, regulaciones en los mercados, tamaño del mercado, y tecnología y apertura comercial.
La débil institucionalidad reina en Bolivia hace muchas décadas, sin embargo, en los últimos 14 años esta pudo ser groseramente amplificada por el gobierno del MAS. Pero, aún en la actualidad, el gobierno transitorio no mostró específicamente mejora de este aspecto. Se tuvo el problema de transparencia en la compra de respiradores y demás implementos sanitarios, lo cual, tuvo un impacto desastroso en el momento de convulsión de hospitales por la explosión de casos.
En cuanto al mercado laboral, nos encontramos en un momento verdaderamente crítico. Las regulaciones rígidas orientadas a la contratación y despido de la mano de obra empleada, los salarios «pegajosos», la dificultad que se tiene en cuanto la relación de la productividad del trabajador y su remuneración, la brecha entre la remuneración salarial de mujeres y hombres, entre otras problemáticas, son fuertes deficiencias que se tienen en el mercado laboral formal de Bolivia; sin olvidar que esto representa solamente un cuarto de la economía boliviana aproximadamente, lo cual solamente aporta mayores dificultades en un esquema de subempleo y empleo informal.
Ahora, pasando por las regulaciones del mercado y la apertura comercial, tenemos la peor calificación en cuanto a efectos distorsivos de impuestos y subsidios, posicionados en un puesto 140 de 141; no por nada se conoce a Bolivia como «el infierno tributario», y el mayor problema, es la utilización posterior de estos impuestos, no precisamente responsable. También tenemos la apertura comercial en términos de la facilidad de cumplir las formalidades necesarias para la entrada o salida de bienes del país, es decir, procedimientos aduaneros y la transparencia de los mismos.
Finalmente, con respecto al tamaño del mercado y la capacidad de innovación, las dificultades se centran una vez más en el costo de empezar un emprendimiento, y la insolvencia que se presenta frente a los marcos regulatorios; es decir, desde la burocracia hasta los altos costos, son factores que reducen el tamaño del mercado y la supervivencia de las empresas dentro el mismo. Se tiene por último, la pobre capacidad de publicaciones científicas, aplicación de patentes, trademarks y el apoyo a instituciones de investigación en Bolivia, lo cual nos mantiene muy rezagados en términos de innovación frente al resto del mundo.
El objetivo final de escrito no es entristecernos sobre nuestras propias falencias, sino tomar consciencia y darles un mayor peso en su desarrollo, para la “Bolivia Post-Covid” que queremos construir, además que ahora que nos encontramos en vísperas electorales, si se quiere efectuar la <<reactivación económica>>, las propuestas y medidas deberían tomar en cuenta y atacar directamente estas “criptonitas”, para levantar a la “Super Bolivia”, que sabemos que podemos y merecemos ser.
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