Gas, oro y zinc: Los caballeros de las exportaciones
- LaLlamaFinanciera
- 1 jun 2021
- 5 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos
La última noticia con tinte de esperanza para Bolivia podría ser que las exportaciones crecieron un 34% en el último cuatrimestre respecto al año anterior, es decir los primeros meses del 2021, mostraron datos positivos con respecto a los mismos datos del año 2020, debido a la coyuntura internacional de precios de commodities.
Se habla de un superávit de balanza comercial de 780 millones de dólares, lo cual, para la economía boliviana que viene experimentando un déficit sostenido de balanza comercial sobre los últimos 5 años, podría significar el inicio de cambio en la narrativa de la economía nacional.
Siguiendo esta línea, el volumen exportado fue de 4.8 millones de toneladas entre bienes y servicios, sobre todo productos como el gas, que es uno de los pilares fundamentales de las exportaciones de Bolivia, el cual tuvo una producción mayor en un 30% con respecto al año pasado debido a los ductos.
Sin embargo, la coyuntura internacional de precios de minerales fue lo que disparó el valor de las exportaciones, ya que sufrió mayor impacto de efecto precio y no así de volumen, es decir, un shock sumamente circunstancial, según la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (CANEB), se dio un incremento de 50% en lo referente a las exportaciones de productos no tradicionales los cuales envuelven a los minerales como zinc, plata y oro.
Entonces, ¿qué significan estas noticias y por qué son importantes?
Es necesario aclarar primero un par de primicias. La primera, es que un superávit en la balanza comercial, es decir que el nivel de exportaciones sea mayor al nivel de exportaciones no significa un superávit de balanza de pagos, ya que esta tiene otros componentes como la cuenta financiera y de capital. Segundo, que un país se encuentre por varios años con un déficit de balanza comercial no es necesariamente una mala noticia, dado que aún así puede mantenerse un saldo de balanza de pagos positiva, o mantener un crecimiento económico positivo en el cual tener un saldo de balanza de pagos negativo tampoco signifique algo “malo” para la economía.
De hecho, muchos países desarrollados mantienen balanzas comerciales negativas en ciertos periodos de tiempo y esto normalmente tiende a reflejar las preferencias de los consumidores locales, mucho más diversificadas en ciertos casos más “sofisticadas” y una capacidad de compra suficiente como para tener niveles de importación bastante elevados, que podría significar una señal positiva de en una economía.
Ahora bien, cabe señalar otro hecho clave en la economía boliviana, es el tipo de cambio, que hace casi una década se mantiene anclado a un nivel fijo de 6.96 Bs/USD el cual ha tenido un impacto favorecedor sobre las importaciones y una suerte de obstaculizador para las exportaciones, significando a veces la pérdida de competitividad en el mercado internacional.
Sobre estas bases establecidas, cabe recalcar la naturaleza de las exportaciones de Bolivia básicamente tienen una dependencia directa a los recursos naturales como el gas y minerales como el zinc y el oro. En este sentido, la relación es directa. Cada vez que se experimenta una subida o bajada de precio en el mercado internacional, los impactos se sienten de gran manera en el valor de las exportaciones.
Debido a la falta de presencia de productos con valor agregado en el portafolio de exportaciones de Bolivia a excepción de algunos derivados de la soya, es que estas son muy vulnerables y expuestas a cambios no controlables para la economía y debido a la inflexibilidad de tipo de cambio deja al país con muy pocas herramientas para afrontar estos shocks.
Como anunció el Banco Mundial dentro de las previsiones de precios para el año 2021, se estimó un alza en el precio del petróleo y de la misma manera en los productos agrícolas, de esta manera, es que el gas al ser un producto complementario del petróleo, también incrementó el precio, lo cual significaba una suerte de alivio, para la economía boliviana, fuertemente afectada por la caída del precio de este en los últimos seis años y la pandemia sanitaria.
Si nos concentramos en los productos de exportación de esta nación según estimaciones del Observatorio de Complejidad Económica (OEC) para el año 2019, el 29,5% de las exportaciones totales provienen del gas, el 23% del oro y el 10,5% de zinc, siendo más del 60% de las exportaciones divididas básicamente en tres productos. Lo cual nos lleva a ser dependientes de lo que sea que sucediese en dichos mercados.
De esta manera también el crecimiento de exportaciones por departamento más pronunciado a febrero del 2020, los departamentos con un crecimiento mayor al 50%, son La Paz y Oruro; cabe recalcar que dichos departamentos son los exportadores principales del oro y zinc, seguidos por Potosí y Santa Cruz, con un 25% y 7% respectivamente, siendo exportadores de minerales, productos agrícolas como la soya y también el gas.
Ahora bien, del lado de las importaciones se tiene que aproximadamente un 30% refiere a suministros industriales siguiendo los combustibles llegando a ser entre ambos más del 50% de las importaciones, bajo este entendido variables como la competitividad pueden ser más complejas de lo que parecen, ya que la literatura normalmente se dice que, por ejemplo, ante depreciaciones del tipo de cambio, este repercute en elasticidades, de esta manera se incrementa la competitividad del país y las exportaciones aumenta.
Sin embargo, para el caso boliviano se tendría que analizar esto “con pinzas” ya que una depreciación podría causar que la importación de estos suministros industriales sean “más cara”, en este sentido en lugar de aportar competitividad en la industria, encarecería el proceso de producción del producto y podría perder mercado, por consecuente, es que la falta de competitividad debería ser reevaluada no solo por este tipo de variables sino otras que afectan la productividad, en orden de hacer frente a los mercados internacionales.
En conclusión, si bien es una noticia favorable debido a la coyuntura actual de crisis sanitaria y crisis económica, se podría considerar un paso adelante para celebrar una gran victoria en el futuro; el hecho de que en esta oportunidad nos encontramos del lado de la buena fortuna debido al impacto positivo directo en las exportaciones, pero podría ser que en el futuro nos encontremos del otro lado sin respaldo alguno.
Aún nos queda mucho camino en términos de exportar bienes con valor agregado de manera que las exportaciones se encuentren un poco más “blindadas” ante shocks del mercado internacional, además de analizar las causas de la baja de importaciones para evitar situaciones como que una baja se debido a una caída en la capacidad de compra, también un mayor control en mercados como del oro que son muy susceptibles al contrabando, entre muchos aspectos que cuidar, es una buena noticia no obstante se tiene que aprovecharla y trabajarla para que a partir de esta se puedan seguir generando oportunidades y la tan ansiada recuperación económica.
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