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Momento de Proponer

  • Foto del escritor: LaLlamaFinanciera
    LaLlamaFinanciera
  • 18 jun 2020
  • 3 Min. de lectura

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Miguel Morales Gutierrez

  Es hora de ampliar la visión ante los datos que salen en los medios de comunicación. Debido a la historia de Bolivia, cuando se pronuncia o se escribe la palabra “devaluación”, se tienen reacciones que se asemejan a un evento apocalíptico. Por lo cual, cada vez que se quiere hablar del tema se debe hacerlo con pinzas.

  La evaluación de los datos económicos debe describir la situación actual y se deben evitar conjeturas políticas al respecto. Observando los datos preliminares de cuatro  entidades internacionales fiables: la calificadora Moody´s, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y de la Comisión Económica para América Latina y Caribe, es un hecho que Bolivia tendrá una contracción económica prevista de - 5.9 % de su  PIB  (en promedio) para el año 2020. Por lo que la economía tendrá a causa de esto, un déficit en su balanza de comercio exterior que va hasta el 60% de su nivel actual.

  Situación preocupante. Por lo cual, por una segunda vez el Banco Central de Bolivia acude a los medios para respaldar la seguridad en la bolivianización, término empleado desde el 2012 en su informe volumen 17 del BCB, para decir en otras palabras, desdolarización; mecanismo que permite respaldar hasta la actualidad el tipo de cambio manejado en nuestras transacciones, mismo que el BCB fijó en 6.96 para su Compra, y de 6.86 para su Venta. Una medida que para muchos analistas no sería  tan “saludable” mantenerla durante largos periodos, debido a que se genera presión sobre el nivel de las reservas internacionales, debe mantener una estabilidad.

  Puesto que es un tema sensible para la opinión pública, el presidente del BCB se pronunció recientemente para explicar que el punto más bajo de la liquidez respecto a las reservas internacionales fue alcanzado el de 10 de noviembre de 2019 y no recientemente cómo fue descrito últimamente (cifra que tampoco fue detallada) . A su vez comentó, para reforzar su postura, el tema de la liquidez del sistema financiero, cuya cifra cuenta con 12 mil millones de bolivianos para afrontar la crisis, reflejando de esta forma a los periodistas un  ambiente de calma en la tormenta.

  Con estos dos puntos de vista, a primera lectura diferentes. Se pueden mencionar puntos en común. El primero, en base a la información de los reportes. Sencillamente Bolivia tendrá una contracción económica, por lo cual se deberán incentivar  políticas fiscales. Las mismas que no lleguen a  el sistema bancario privado, como ser restricciones en encajes legales o inyecciones en la masa monetaria. Un punto compartido por el Banco Mundial. Segundo, dar paso a los préstamos internacionales para sostener a las empresas privadas y dar solución a sus contracciones contables, evitando a su vez el  desempleo, punto defendido por el FMI ante la espera del desembolso.  

  En conclusión, lo más certero es que no existirá una devaluación. Por sugerencias de expertos, las medidas para disminuir la crisis serían fiscales. Sin embargo, existe el incentivo a no subestimar y evaluar los datos reales ante estos eventos para poder tomar medidas o modelos que puedan ayudar al sistema económico a no colapsar. Es decir, que con la información trabajada a tiempo podríamos evitar medidas extremas como las que se tomaron con el DS 21060 anteriormente. En este sentido se debe alentar a los profesionales y estudiantes del  área a investigar e  innovar con ideas  para salir del conformismo boliviano de: “era  que hagamos”.

 
 
 

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