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Mood de Latinoamérica 2021: Con el rebrote hasta el cielo y la inflación hasta el suelo

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    LaLlamaFinanciera
  • 12 ene 2021
  • 4 Min. de lectura


Por: María Laura Torrico Ramos (Columnista)


Latinoamérica empezó el 2021 con un número de casos bastante inflado debido a la segunda ola de la pandemia. Sin embargo, lo que inició el año con una caída o disminución, fue el nivel de precios, que en muchos casos, sufrieron una suerte de deflación durante la primera ola de la pandemia en el año 2020.


A excepción de Argentina y Venezuela todos los países latinoamericanos presentaron esquemas sumamente bajos de inflación, y Bolivia no es la excepción. Según el Banco Central de Bolivia la inflación acumulada hasta noviembre del 2020 era de 0.45%, intentando aparentar cierta estabilidad y certidumbre para la población, cuando en realidad, podría estar dejando ver entre líneas el estancamiento y decrecimiento económico —una falsa buena noticia ya que detrás de esta se encontraría una contracción de demanda y oferta agregada, un mayor desempleo, una pobreza en ascenso y una enfermedad subyacente que no hace más que potencializar estos efectos de crisis económica—.


Pero, ¿por qué se dio esta disminución en la inflación? La respuesta no se puede resumir simplemente a causa del virus COVID-19, aunque este sí haya sido un factor determinante que desencadenó otras variables. La disminución en la inflación ya era una tendencia en Latinoamérica desde el año 2016, ahora, esta se vió impulsada por una contracción en la demanda agregada, la caída de los precios del mercado internacional, la contracción de oferta agregada y el aumento de volatilidad cambiaria.


Esto quiere decir, en términos sencillos, que por un lado el principal afectado de la pandemia fue el «bolsillo» de los ciudadanos, incurriendo desde gastos no planificados en salud, alimentos, sin recibir un ingreso en muchos de los casos que se dio la pérdida del empleo y además «quemando» sus ahorros para poder subsistir en lo que sigue la pandemia de coronavirus a la espera de las vacunas. Es por esto, que el poder adquisitivo y las preferencias de compra de los agentes pudo tomar un giro radical a un escenario pre-pandemia.


Por otro lado, se tiene la contracción de la oferta agregada por distintas causas, ya sea el desempleo incurrido por las empresas, la disminución en su propia demanda, escasez de insumos, restricciones en términos de servicios, entre otros, que han obligado al sector empresarial a reducir sus precios, y por ende, el nivel de producción y ganancias.


En la línea de la macroeconomía internacional estas causas se vieron alimentadas por la caída en los precios de commodities debido, una vez más, a efectos de su oferta y demanda, así como creciente volatilidad cambiaria, originada por la mayor incertidumbre y especulación en torno a la fragilidad que las economías estarían atravesando en cuanto a su estabilidad macroeconómica, a raíz de la pandemia. Que para el caso boliviano esta estaría controlada por el tipo de cambio, al estar anclado al 6.96 por motivos de estabilidad de precios es que si bien está controlada está ejerciendo una presión mayor sobre este.


La inflación también está directamente relacionada con el crecimiento o decrecimiento económico, es decir, normalmente una economía que experimenta crecimiento económico siempre viene acompañado de una inflación controlada o que responde a objetivos de inflación (target de inflación). Si bien una normalmente escuchar de inflación puede causar susto, es la inflación acelerada por encima del crecimiento que puede ser peligrosa, o en todo caso, en un esquema de decrecimiento económico, pero la inflación en sí misma no necesariamente debería tener una connotación negativa en materia económica. En cambio, la deflación casi siempre es un indicador negativo, ya que puede estar apuntando directa y llanamente a un decrecimiento económico.


Esta caída en la inflación, está directamente asociada a la devastadora contracción del crecimiento del PIB de la región, que llegaría a estar entre -6.9% y -7.7%, según estimaciones del Banco Mundial y la CEPAL.


Siguiendo esta línea, cabe recalcar que no existe solo un tipo de inflación, sino, para ser más precisos está: La inflación de alimentos, inflación de bienes, inflación de servicios y la inflación subyacente (inflación que excluye factores volátiles como los alimentos y energía). Entonces, lo que señala el cuadro es que la incidencia de la caída tan pronunciada en la inflación de servicios tuvo un efecto mayor sobre el promedio a pesar de la subida de precios en bienes y alimentos.



Para el caso boliviano se pudo observar una suerte de sobreoferta de alimentos, respaldando la seguridad alimentaria del país, no obstante, este no es el caso del resto de los países de la región.


¿Qué se puede esperar para el 2021 en la región? A la par de la espera de medidas de reactivación económica efectivas y la llegada de las vacunas, se puede esperar una inflación relativamente baja, así como tasas de interés bajas, no solo como medida de reactivación económica, sino, por la relación que se mantiene con la famosa ecuación de Fisher para no generar presión inflacionaria sin crecimiento y que esta, a su vez, provocará más pobreza.


Finalmente, recalcar que si bien en el caso de Bolivia la inflación está muy controlada debido a que está anclada al tipo de cambio, esto no es suficiente alivio para la economía debido a que esta variable también está sufriendo golpes con respecto a los factores que la sostienen. En este sentido, es imperativo que se tomen las decisiones pertinentes con respecto a la reactivación para que todo pueda recuperarse de una manera óptima, tanto en política sanitaria, como en política económica.


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