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Más allá de la política

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    LaLlamaFinanciera
  • 22 oct 2020
  • 4 Min. de lectura


Por: Ibhar Christian Beramendi Illanes - Columnista


«Yo no vivo de la política». «Para mí, es un día como cualquier otro». Estos son algunos de los comentarios vistos en redes sociales después de conocer los resultados en boca de urna. En contraste, se tienen llamamientos a las armas y visiones que comparan a Bolivia con la situación cubana y venezolana, o bien, comentarios que indican que Bolivia superará rápidamente la crisis sanitaria, se industrializará, y será uno de los países más relevantes de la región gracias al nuevo Gobierno.


Sin embargo, es muy probable que estas perspectivas (la indiferencia, un extremo negativismo y un extremo positivismo) sean lejanas a la realidad. Es claro que la política puede tener efectos muy importantes sobre el desarrollo de la sociedad y la economía (por ejemplo, virtualmente todos directa o indirectamente nos vemos afectados por el tipo de cambio, las políticas enfocadas a la salud o educación, la informalidad laboral, el pago de tributos, etc.); empero, estos efectos tienen limitaciones, y es importante reconocer que el buen o mal desarrollo económico y social, no es únicamente el resultado de las políticas tomadas por el partido de turno (por ejemplo, independientemente del partido oficialista, hubiera existido un efecto verdaderamente significativo de la actual crisis sanitaria y, de manera similar, el incremento de los precios de los hidrocarburos se hubiera transformado en un periodo de bonanza más allá de la intervención de cualquier partido). Es decir, los resultados económicos y sociales, tanto a nivel macro como micro, no se deben únicamente a la intervención gubernamental; más al contrario, existen desafíos y oportunidades que enfrentamos y enfrentaremos independientemente de los resultados electorales. Con esta premisa, este artículo pretende ver más allá de la política, diferenciar los potenciales efectos del futuro gobierno de turno, y reconocer cuales son las amenazas y oportunidades que tenemos.


Con el riesgo de ser redundante, creo que es importante notar que los gobiernos generalmente, por no decir siempre, atribuyen los buenos resultados a sus políticas y acciones (habilidad), mientras que los malos resultados son atribuidos a factores externos fuera de su control (suerte); aun cuando la realidad es mucho más compleja y desafiante. Por tanto, lo primero que debemos hacer es cuestionar los discursos y propuestas gubernamentales, para poder así, diferenciar la habilidad del gobierno del efecto de la buena o mala suerte. De esta manera, la bonanza pasada no se debería atribuir únicamente a la implementación del modelo social comunitario productivo, es más, se pueden utilizar técnicas econométricas y estadísticas para observar el «impacto» de las políticas vividas durante el mandato de Evo Morales. Rómulo A. Chumacero, PhD. en Economía, utiliza tres enfoques complementarios (un control sintético, datos de panel y un modelo de equilibrio general) para aproximar el impacto de las acciones y políticas que se llevaron a cabo en el gobierno de Evo Morales. Estos tres enfoques convergen en resultados similares; estos indican que la pasada bonanza, fue producto de un entorno externo favorable y que las políticas internas evitaron poder alcanzar beneficios mayores (estimados entre un 2% y 4,7% en promedio).


De esta manera, queda bastante claro que existen factores que trascienden las decisiones de política interna. Es decir, escenarios llenos de desafíos y oportunidades que van más allá de quien esté sentado en la silla presidencial. Entre los principales desafíos, y el más obvio, se encuentra la aún presente crisis sanitaria, que viene junto a un notorio intercambio entre la «salud» y la «economía»; este intercambio seguirá presente en nuestra vida cotidiana (y debe considerarse con la responsabilidad necesaria) independientemente de quien se encuentre como partido oficialista. Por otro lado, la mayor conectividad, digitalización y el uso mucho más expandido de las tecnologías de información y comunicación, brindan frescas oportunidades para disminuir posibles asimetrías de información, aumentar la productividad, y brindar alternativas relacionadas a un mayor uso de sistemas computarizados y automatizados. Dentro de los aspectos negativos, se encuentra el crecimiento de una muy marcada polarización, la cual está teniendo lugar y que, de igual manera, se habría presentado incluso si los resultados electorales fuesen los opuestos a los actualmente observados. Esta creciente polarización, puede venir fácilmente asociada con regionalismos muy marcados y problemas discriminatorios de las mayorías hacia las minorías, y viceversa; dificultando así la convivencia y la recuperación en una época tan delicada como la post electoral (2019 y 2020) y la post pandémica.


Analizando los aspectos positivos no afectados por las urnas, es claro que Bolivia aún cuenta con la oportunidad de convertirse en un gran exportador de litio. Aunque la política pueda fácilmente afectar al desarrollo de esta actividad, siendo Bolivia el país con más reservas en el mundo, y teniendo a su vez, una mayor demanda de bienes que utilizan entre sus principales componentes al litio, se tiene una gran oportunidad en este metal. Otro importante desafío que es, en alguna medida, independiente a la política, son las expectativas que enfrentamos como sociedad respecto al nuevo gobierno de turno. Rescatando la idea popular: «Al que le toque ser presidente la va a ver negra», es bastante claro que la población está consciente de la difícil situación que afrontará el nuevo presidente más allá de su color político. El temor, las expectativas negativas, e inseguridades, por sí mismas pueden resultar realmente dañinas para la recuperación de la economía, ya que, con mucha soltura, estas pueden venir asociadas a una creciente especulación del tipo de cambio, de precios, hidrocarburos, de bienes de la canasta básica, e incluso, de la estabilidad del sistema financiero.


A pesar de mostrar que existen notorias amenazas y oportunidades que no se ven fuertemente influenciadas por los resultados de las últimas elecciones, no se puede negar que el partido que entre al poder tendrá responsabilidades muy importantes, las cuales, tendrán sus respectivos efectos. Específicamente, la política fiscal y monetaria representan los más grandes impactos que podría tener el partido oficialista sobre la economía nacional; llegando virtualmente a decidir si devaluar la moneda o perder aún más reservas, si recortar algunos bonos o incrementar el gasto público.


En conclusión, creo que es importante remarcar que la política, no lo es todo. Efectivamente, tiene un impacto en nuestra vida social y económica, sin embargo, existen otros factores que merecen ser tomados en cuenta. Es hora de fortalecer el espíritu boliviano y facilitar la recuperación.


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