“Nitro” a la reactivación económica .
- LaLlamaFinanciera
- 17 nov 2020
- 3 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos
No es una sorpresa que en este momento algo como un paquete de vacunas es tan necesario como un paquete de medidas de reactivación económica para que se sane no solo la población sino también la tan delicada economía boliviana.
Por tanto es un pedido general hacia el nuevo gobierno electo, que como dicen coloquialmente se le “dé nitro” a las soluciones reactivadoras para la economía, en este sentido es que algunos analistas económicos se decidieron centrarlo en 4 variables principales. La primera es la vacuna contra el COVID-19, la segunda es la inversión pública, la tercera es la flexibilización de la cuarentena y la cuarta es la apertura del comercio internacional.
Si bien muchas de estas variables pueden estar sujetas a la variable más exógena, en este caso la vacuna, como la de flexibilización de la cuarentena, otras variables como la inversión pública y la apertura al comercio internacional podrían ser tomadas casi de manera inmediata para con la economía.
Bajo la nota de lo anteriormente descrito es que diversos analistas mencionaron dentro de las medidas reactivadores que estas deberían venir en primera mano, de forma, de un estímulo fiscal, incluyendo medidas de apoyo a Mypes y Pymes en términos de crédito y financiamiento con bajas tasas de interés (las cuáles oscilan entre un 6% y 11,5%), además de facilidades de acceso, además de asistencia financiera a las empresas con problemas económicos, con el objetivo de generar y/o frenar en primer lugar la pérdida del empleo.
Así también se debería revisar la excesiva presión y carga tributaria sobre los contribuyentes, en este sentido una reducción impositiva para las empresas con la finalidad nuevamente de frenar la pérdida de empleo progresiva que se tuvo en el 2020.
Ahora bien es crucial redireccionar los proyectos estratégicos de la inversión pública en este caso para una nueva generación de bienes a ser exportados y el turismo con el objetivo de la diversificación de la matriz productiva del país, así como de los ingresos fiscales y la dependencia de estos a los hidrocarburos, para poder sustentar el gasto en el futuro así como generar desarrollo en la economía.
Sin embargo este redireccionamiento también debe darse en el sentido de compras estatales y bienes de capital hechos en Bolivia, es decir se debe revisar y fiscalizar las empresas estatales deficitarias, además en lo posible se debe evitar que empresas públicas estatales que compiten, desplacen a la inversión privada nacional, es decir a los entes privados, que estarían luchando por mantenerse en la competencia post-pandemia.
No se debe olvidar también el retorno gradual del trabajo con medidas de bioseguridad o la digitalización del mismo, dentro de los puntos de interés tanto de las empresas como de la fuerza laboral, es decir materializar lo que muchos organismos internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sostenían, “se debe priorizar al trabajador y no así al trabajo” lo cual se decía era una de las lecciones aprendidas a raíz de otras pandemias como la gripe española.
En cuanto al fortalecimiento de la apertura al comercio exterior para Bolivia, este puede tomar diversas formas, desde reducción de aranceles a suministros industriales, o suministros necesarios para el proceso productivo de las empresas bolivianas, o medidas restrictivas como los cupos de exportación que industrias como la soyera han experimentado durante la última década, que serían beneficiosos y ventajosos para la economía boliviana.
Finalmente no se debe dejar de lado otras variables como el problema que tanto aqueja a Bolivia especialmente que es la informalidad, que sin duda alguna creció en este año de crisis sanitaria, así como las variables macroeconómicas que corresponden al nivel de deuda externa, tipo de cambio, transferencias fiscales (bonos), etc.
Sin duda alguna nos encontramos ante un año en el cual se debe tomar medidas cruciales que no solo podrían salvar la economía boliviana, sino reconstruirla sobre cimientos firmes, que a la larga podrían garantizar un verdadero desarrollo económico para el país y no un crecimiento económico de papel, como el que se tuvo en la última década.
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