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Otro triste 25 de mayo

  • Foto del escritor: LaLlamaFinanciera
    LaLlamaFinanciera
  • 24 may 2021
  • 3 Min. de lectura

Por: Julio Diego Clavijo Orozco


Los días previos al 25 de mayo, resurge un regionalismo que hace que todos los chuquisaqueños saquemos pecho por nuestro departamento —y me incluyo—, sin embargo, dejando de lado los discursos y poemas cursis de artistas y políticos, se debe hacer una retrospectiva de lo mal que se encuentra la región, económicamente hablando.


Muchos comienzan a hablar de las injusticias que sufre Chuquisaca, que quizás, sean las causantes del poco desarrollo del departamento. Conflictos como Incahuasi y Margarita con Santa Cruz y Tarija, respectivamente, son similares al problema de la Sede de Gobierno con La Paz. Mas considero que estos conflictos solo distraen a la población, al mostrarles como enemigos a otros departamentos, cuando la política interna se «lava las manos».


El departamento enfrenta una tasa de pobreza de 15,6% (para 2017, según el INE), siendo el segundo más pobre del país, en una tendencia que no cambió en los años anteriores, lo cual de seguro incrementó con la pandemia.


El Producto Interno Bruto (PIB) de la región, es el tercero más bajo de Bolivia, con 4.96%, solo por encima de Pando y Beni, quienes ni siquiera sumados llegan a la mitad de la población de Chuquisaca. Este problema del PIB es más preocupante cuando se compara al departamento con los otros, ya que en su mayoría, Chuquisaca recauda mayores fondos de los servicios de administración pública, con un 18%, mientras que hidrocarburos apenas llega al 15%.


El tema de los hidrocarburos es la historia eterna para Chuquisaca, donde políticos de izquierda y derecha le mintieron a los chuquisaqueños por una supuesta riqueza en crecimiento, atribuyendo a los ya mencionados Incahuasi y Margarita como si fueran los causantes de las pérdidas en el departamento.


Si hacemos una comparativa, Chuquisaca recauda solo el 15% del total de su PIB con la explotación de hidrocarburos, mientras que el vecino departamento de Tarija, llega a recaudar 41%. La explotación de Azero y Huacareta, dos pozos chuquisaqueños, se lleva a cabo con normalidad desde 2016, en el que según la misma YPFB, el departamento contó con un relativo crecimiento gracias a estos dos pozos.


En Sucre las cosas no mejoran, ya que la migración hacia otros departamentos es una de las más elevadas del país. Para el censo de 2012, tan solo a Santa Cruz, migraban poco más de 113.000 chuquisaqueños, y teniendo en cuenta que para este año la tendencia se mantuvo, el número incrementó, principalmente, por educación superior y falta de trabajo en Chuquisaca.


El índice de población urbana también demuestra que el campo sigue migrando en la ciudad, por lo que las condiciones de pobreza, y la falta de luz, agua y otros servicios, se sigue profundizando en los municipios fuera de Sucre, que alberga al 48,9% de la población total del departamento.


Mientras en las últimas elecciones subnacionales, candidatos «ningunearon» a ciudadanos del campo, y aún se ahonda en la discriminación contra quienes no nacieron en Sucre, otros se aprovechan de deficiencias que tienen municipios como Huacareta o Alcalá, donde las carreteras que las colectan siguen siendo de tierra, y el aparato productivo aún es precario.


Las principales exportaciones del departamento son ganadas por la de otros departamentos, como por el contrabando. El ají en Padilla, el singani en Camargo, los textiles en Yamparáez, el chocolate en Sucre y los lácteos en Yotala, son sólo ejemplos de los problemas que afronta el microproductor, quien aún utiliza herramientas rudimentarias para sacar adelante a su producto.


De nuevo en la capital, la empresa privada tampoco la pasa bien, con la cuarentena rígida y los problemas sociales de 2019, en 2020 se declararon en quiebra cerca de 4.000 PyMEs, lo que equivale a 20.000 fuentes de empleo, y otras 24.000 empresas reportaron incontables pérdidas, en total, una tasa que alcanza el 13,6%.


Sucesos como los bloqueos de agosto del año pasado, perjudicaron a la ganadería, que se mantiene como la tercera del país, y que se mostraba como un sector pujante. Otros como la riada de enero, afectaron al sector productivo y mercantilista de la ciudad de Sucre, como el mercado campesino, criticado por el conservadurismo perjudicial que existe en la ciudad de los «cuatro nombres».


Mientras que el departamento y su gente esperan progresar pese a los obstáculos, solo queda decir: Felicidades Chuquisaca, que por segundo año consecutivo festeja en pandemia. Y aunque algunos dirán que «no hay nada que celebrar», otros sabremos decir que el K’arapanza siempre tendrá por qué hacerlo. Prepárense su ajicito y su singanito, que el orgullo no nos lo quita nadie.



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