Pasaporte de Vacunas: «El nuevo Dilema
- LaLlamaFinanciera
- 3 feb 2021
- 4 Min. de lectura

Por: María Laura Torrico Ramos (columnista)
La carrera de las vacunas contra el coronavirus empezó en diciembre del año pasado cuando Reino Unido autorizó de emergencia la vacuna de Pfizer por la situación crítica de rebrote que vivía el país, sin embargo, países como Rusia y China ya habían empezado con las diligencias meses atrás, con la autorización de sus propias vacunas y la ejecución en territorio nacional.
A la fecha, se tienen seis vacunas circulando a nivel mundial: La vacuna de Pfizer/BioNTech con un 95% de efectividad, la vacuna de Moderna con un 94% de efectividad, la recién analizada vacuna rusa Sputnik V con 91.6% de efectividad, la vacuna Novavax con 89.3% de efectividad, la vacuna china Sinopharm con 79% de efectividad y la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford con 70% de efectividad. Si bien es cierto que a medida que existan más vacunas efectivas en el mundo son buenas noticias, el problema de abastecimiento de estas podría deberse al nivel de producción de cada productor, o incluso, a los compromisos de venta con países «ricos» sobre los países «pobres».
Para contextualizar, países como Canadá, Inglaterra y Estados Unidos, realizaron pedidos de compra a las productoras de vacunas 5, 3, y 2 veces el tamaño de su población respectivamente, acaparando la prioridad en el mercado sobre países con menor capacidad de compra.
Como se muestra en el gráfico a continuación, productores de vacunas como Moderna, destinaron toda su producción a países de ingresos altos, y solo AstraZeneca y Pfizer destinaron lotes para países de ingresos medios/bajos; sucedió de igual manera con el paquete COVAX (programa de subsidio de vacunas de países con ingresos altos para países de ingresos bajos).

Bajo esta línea, el problema yace en la distribución y velocidad de la inmunización de la vacuna, ya que como muchos expertos señalaron previamente, este esquema de desigualdad que deja a un lado a los países en vías de desarrollo, dificulta alcanzar la tan añorada inmunidad rebaño del mundo, además de potencialmente presentar trabas en términos de transito y transporte de distintos ciudadanos del mundo entre países.
A partir de esto, se empezó entre muchos países la discusión sobre la creación de un pasaporte de vacuna o un certificado que se presente en el momento en el que una persona decida realizar un viaje, sin embargo, este asunto lejos de ser sencillo, presenta bastantes retos, así como ventajas al respecto.
Estos retos y ventajas responden a distintas realidades, como es el caso de los países cuyas economías dependen en gran medida del turismo que podrían tener medidas más flexibles que otros con respecto a la vacuna. Sin embargo, los gobiernos no son los únicos agentes involucrados. En este escenario también entran las empresas privadas, más propiamente, las aerolíneas y empresas de cruceros, ya que estas pueden dictaminar derecho de admisión y prestación de servicios con una ligera mayor libertad sobre sus estándares con respecto a las vacunas.
Dadas estas circunstancias, algunos gobiernos podrían mostrarse más abiertos con el hecho de permitir la entrada a personas sin el certificado de inmunidad bajo otro tipo de condiciones, como las pruebas negativas recientes, o de cuarentenas de unas cuantas semanas. Otro reto que podrían enfrentar los gobiernos es la distribución interna de cada país, ya que muchos están priorizando a las personas de la tercera edad o a las personas de condiciones vulnerables, además, por supuesto, del personal de salud de primera línea. Estos pasaportes podrían crear una «división generacional».
Otro hecho bastante importante a tomar en cuenta es la suerte de incertidumbre que todavía envuelve a la confianza sobre la efectividad de cada vacuna, sobre la transmisión del virus, y la prevención sobre síntomas severos. Si bien a medida que pasa el tiempo se presentan más reportes y evidencia empírica sobre las vacunas, todavía algunos gobiernos o aerolíneas podrían presentar sus reservas debido a susceptibilidades con respecto a ciertas vacunas, y bajo esta nota, subyace la latente pregunta: ¿Debería ser un organismo internacional, acuerdo entre naciones, el encargado de decidir sobre las reglas de este pasaporte? ¿O esto se queda bajo el criterio soberano de cada país?
Claramente, aún queda mucha tela por cortar en esta temática; como la aparición de un mercado negro de certificados falsificados, así como la decisión de abrir o no las fronteras a las personas que no posean los mismos. Tomemos en cuenta que habrán personas que decidan de manera personal no vacunarse, ya sea por alguna condición de salud o por elección propia. También habría quienes no puedan acceder a la vacuna, como es el caso de los menores de edad, ya que dichas vacunas, no se administran en la población joven, o los gobiernos no tienen pensado hacerlo.
Además, no se puede dejar de lado la cuestión del tratamiento de las personas que han desarrollado inmunidad natural al recuperarse del virus. A la vez, surgen preguntas como: ¿Cuánto tiempo dura la protección del virus? ¿Los pasaportes deberían tener fecha de expiración? ¿Cada cuánto tiempo?
Verdaderamente, se tienen que analizar bastantes aspectos socio-económicos, e incluso, políticos con respecto a este «pasaporte de vacunas», ya que los lazos de muchos países podrían verse afectados debido a que algunos, podrían optar por una manera de ejercer poder geopolítico o comercial sobre otros. A fin de cuentas, una sola cosa es certera; sean cuales sean las acciones que se tomen, una vez más cambiarán las formas de transportarse en el mundo. ¿Lograremos acercarnos a esa normalidad perdida que todos gozábamos antes de la pandemia? Tal vez aún sea muy pronto para pensar en eso.
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