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Problemas de ricos

  • Foto del escritor: LaLlamaFinanciera
    LaLlamaFinanciera
  • 8 nov 2020
  • 2 Min. de lectura


Por: Fatima Rocha


Opiniones divididas son el símbolo del impuesto a la riqueza, también llamado impuesto al patrimonio; el cual consiste en gravar los ingresos que percibe así como también todos los activos, es decir, acciones en la bolsa, propiedades, joyas, y todo aquello que forme parte de su fortuna.


En la actualidad, cuatro países europeos aplican estos impuestos: España, Noruega, Suiza y Bélgica; en comparación con los tres latinoamericanos: Uruguay (con una tasa de para residentes de 0,4% al 0,7% y 0,7% a 1,5% para no residentes), Argentina (tasa única de 1% para los patrimonios netos superiores a US$1,5 millones) y Colombia (0,5% hasta 1,25% para bienes en el país y 0,7% y el 2,25% para bienes en el exterior). Sin embargo, si algo poseen en común, son las opiniones divididas que reciben al respecto.


Por un lado, el fin principal de este impuesto es disminuir la desigualdad en los países, ya que con esto los gobiernos poseerán mayores recursos para distribuir en la sociedad.


Del lado contrario, se expresa que aquellos que poseen grandes riquezas, como Jeff Bezos o Bill Gates, dueños de Amazon y Microsoft respectivamente, poseen su riqueza en constante inversión, además de generar un bien común al generar empleo. El hecho de pagar impuestos corporativos afecta significativamente ya que, por ejemplo, para aquellos que residen en países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el impuesto en promedio es de 25%. Y ni hablar de los métodos de elusión y evasión de impuestos que esto desencadenaría.

En el caso de los países latinoamericanos, o en aquellos en vías de desarrollo, la ecuación alberga variables más complejas ya que los Gobiernos no generan confianza cuando de utilizar los recursos públicos se trata. Latinoamérica siempre está en modo difícil, como dirían algunos.


Durante esta gestión, con la economía duramente afectada y la necesidad de los Gobiernos de nuevas alternativas de solución, este impuesto a la riqueza se ha visto como una opción que reaviva el debate de su eficiencia.


Un grupo de ultraricos, que incluye a la heredera de Walt Disney Co., Abigail Disney, el ex director gerente de BlackRock Inc., Morris Pearl, y el empresario danés-iraní Djaffar Shalchi, firmaron un documento donde piden un aumento de impuestos a aquellos que mayores ingresos perciben con el fin de ayudar al sistema de salud y educación para corresponder de alguna manera a aquellos que arriesgan su vida en la primera línea de defensa en esta crisis sanitaria. Aunque, no hay que olvidar que muchos de estos empresarios lograron sus fortunas por beneficiarse de los códigos tributarios.


Bolivia no se mantuvo al margen de este dilema, involucrando un factor político de por medio: Las elecciones 2020. El candidato Luis Arce se agarró de la desigualdad del país para proponer un impuesto que grave a las personas que perciban un patrimonio mayor a cinco millones de dólares, cifra a la que solo llega el 0,1% de la población boliviana según el Credit Suisse Research Institute.


Para una postura más profunda al respecto, la Llamita les invita a leer el siguiente artículo:



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