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Pérdidas, deudas, y gasto

Foto del escritor: LaLlamaFinancieraLaLlamaFinanciera

Por: Pablo Garcia Quint (Columnista)


El plan económico actual necesita un enfoque diferente porque las políticas aplicadas hasta ahora no muestran un cambio representativo en la economía. Las pérdidas por parte de empresas estatales muestran malos resultados que aún no se pueden controlar y los planes de expansión de la demanda agregada que el gobierno propone muestran una respuesta repetitiva que poco a poco se vuelve menos viable. Las repercusiones de la pandemia obligan a querer tener soluciones inmediatas y eficientes pero esto no llega a cumplirse necesariamente. En este sentido, evaluaremos algunas de las noticias que muestran la gravedad de la situación económica en la actualidad, y, por otro lado, las respuestas que el gobierno quiere o piensa implementar.


Hace poco, el portal de noticias Página Siete en su artículo “Estatales perdieron Bs 750 MM, según el Gobierno”, reportó que empresas como Yacimientos de Litio Bolivianos, la Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados (EBA), Empresa Metalúrgica Vinto, Empresa Estatal Boliviana de Turismo, Boliviana de Aviación (BOA), y Mi Teleférico, presentan pérdidas relacionadas con los confinamientos durante la pandemia y las repercusiones de la misma. Algunos de los números más preocupantes se pueden ver en BOA con una reducción de sus ingresos de alrededor del 53%, la Corporación minera de Bolivia con pérdidas de 63% sobre las ganancias que tuvieron años anteriores, Vinto con una contracción de un 47%, y Mi Teleférico con ingresos que bajaron más de 60%, como lo reportó Pagina Siete. La magnitud de las pérdidas que presentan empresas estatales es preocupante porque pueden llegar al punto de ser completamente deficitarias y no tener rentabilidad alguna pero seguir operando porque justamente son estatales. Este es el caso de la empresa Quipus por ejemplo, cuando después de mostrar su falta de rentabilidad fue transformada en Aurum.


A esto le sumamos la noticia que “La deuda de 5 estatales con el BCB asciende a Bs 36.786 MM”. Entre las empresas deudoras tenemos a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), Easba y la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos. Si bien la deuda adquirida por estas empresas se dio para mantenerse a flote durante la pandemia, para diferir los pagos de deudas anteriores, o para aliviar sus operaciones, recordemos que muchas de estas empresas tienen operaciones que no tendrán los mismos resultados que tuvieron en el pasado. Por ejemplo, YPFB y la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos bajaron su producción drásticamente y recordemos que el motor de la economía cuando vivíamos el auge de los precios de los commodities estaba justamente en este sector.


Ante esta situación, algunas de las propuestas del gobierno de Arce se mostraron exclusivamente orientadas a incrementar la inversión pública y el gasto del gobierno. Esto lo vimos cuando se aprobó una ley para “invertir Bs 1.100 MM para industrializar” allá en julio de este año. La situación del país mostraría, más bien, que el problema se encuentra en el lado de la oferta y no en el de la demanda. ¿Cómo se relaciona esto con aumentar la inversión pública? La inversión pública, siendo parte de la demanda agregada, se encargaría de dinamizar la economía a través del gasto público; de esta manera, habría un crecimiento en la economía con dicha inversión para industrializar. A esto añadimos que recientemente la devolución de los aportes AFP mostraron una política económica orientada a dar más fondos al público para que estos retornen a la economía en forma de gasto o inversión. La característica de tal política tiene repercusiones más graves para el sistema financiero que vale analizar en otra ocasión. Pero además de estos dos eventos, no olvidemos el bono contra el hambre que se otorgó este año y parte del año pasado, que busco aliviar a las familias bolivianas a través de un (des)incentivo económico.


Sin embargo, todas estas políticas buscan aliviar un lado de la economía que no necesariamente necesita alivio; es el lado de la oferta el que necesita mayor atención. Si bien el lado de la producción podría ser atendido por el Gobierno, recordemos que la inversión pública en el pasado no tuvo los resultados esperados. Quipus o la planta de azúcar de Buenaventura son algunos ejemplos. Entonces, ¿cómo el Gobierno se daría cuenta que la solución no yace en las políticas que puedan aplicar sino en las acciones de las personas y las iniciativas privadas?


La falta de una perspectiva económica que de soluciones a través de mecanismos que no se encuentren en el Estado llega a ser mal vista y mal catalogada; pero es tal vez, en esta perspectiva mal vista, donde podría encontrarse un bastión para empezar a sacar a la economía adelante. Hasta que esto pase, se seguirán repitiendo las mismas fórmulas con los mismos resultados.


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