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Por: Fatima Rocha
¿Qué le depara a dos de las economías más fuertes del continente americano? Se vienen las fiestas de Navidad y Año Nuevo y con esto un 2022 con nuevas oportunidades en las que pensar y no podemos negar que uno de los deseos más pedidos en las clásicas uvas de media noche es el de un trabajo.
En más de un artículo de la llamita se habló sobre el mercado de trabajo americano que sufrió altas tasas de empleabilidad, aterradoras para los empresarios y que se fueron recuperando de a poco pero ¿Que le podemos esperar para el próximo año?
Hasta el pasado noviembre la tasa de desempleo cayó a 4.2% porcentaje inferior al que se registró a un inicio de la pandemia (4,4%) a pesar de que solo se crearon 210.000 nuevos empleos, sin embargo, hay que tomar en cuenta que son cifras de contratación antes de la variante Ómicron. Ante esta situación los empleadores han indicado en una encuesta de “The Conference Board” que estarían dispuestos a ofrecer un incremento en el salario base del 3,9% una de las cifras más altas desde el 2008.
Si bien esta es una medida que se ven obligados a tomar para garantizar mano de obra en las empresas, la productividad de las empresas americanas registra su caída más grande desde 1960 según la oficina de estadísticas laborales es decir que el índice que mide la cantidad de cosas que se producen en una hora ha caído un 5,2% aunque obviamente hablamos de datos que no toman en cuenta el efecto de la variantes del COVID19 o de la escasez en las cadenas de suministros.
Por otro lado tenemos al gigante latinoamericano, Brasil con una tasa de desempleo de 12,6% lo cual representa 13,5 millones de desempleados, donde una política de exenciones de impuestos que consiste en que las empresas en lugar realizar un aporte del 20% sobre la nómina de trabajadores, aquellas exentas pagan solo entre el 1% y el 4,5% de los ingresos brutos generados en el año, esta va a expirar este 2021 pero se encuentra a una firma del presidente Jair Bolsonaro para extenderse por lo menos un periodo de dos años más.
Esto beneficiaría a empresas de 17 sectores económicos (construcción, textil, calzado, transporte y otros) aunque por el otro lado le costaría al gobierno 1.480 millones anuales, gobierno que ya enfrenta un déficit fiscal de 54.461,7 millones de dólares durante los primeros diez meses de esta gestión que representa un decremento de 67% con relación a los mismos meses del 2020.
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