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Regulaciones que Destruyen

  • Foto del escritor: LaLlamaFinanciera
    LaLlamaFinanciera
  • 8 jun 2021
  • 3 Min. de lectura

Por: Pablo Garcia Quint


Es común en nuestro medio incurrir en transacciones que son vistas bajo los ojos del estado como ilegales porque la procedencia de las mercancías ofrecidas tiene su origen en el contrabando. Pero debemos tomar en cuenta que de no ser por el contrabando muchas veces no podríamos tener las cosas que resultan normales, y hasta esenciales, para muchos. Desde entretenimiento hasta artículos de limpieza son transados en mercados informales.


Es por eso que la ilegalidad con la que se ve el contrabando en el marco del estado no implica ilegitimidad porque los medios legales para incurrir en transacciones con los éstos bienes, productos del contrabando, no son los mejores para los productores, o comerciantes en este caso. Controles en los precios y grandes presiones tributarias terminan por desincentivar la afiliación con el marco legal por parte de muchos comerciantes. Pero aún con estos desincentivos, el estado sigue con la idea que toda esta ilegalidad debe ser controlada, y hasta destruida, de ser posible.


El portal de noticias Página Siete reportó que se “Destruyen 46 toneladas de bebidas alcohólicas” porque la mercancía provenía del contrabando y estaba prohibida. En la nota se menciona que “[e]ntre la mercadería ilegal a desechar están bebidas alcohólicas, cigarrillos, alimentos en mal estado o vencidos, prendería usada y vehículos indocumentados que están en desuso”. Toda esta mercancía representa un flujo de bienes que “daña” la economía nacional, y por ende, la acción a tomar es regular la entrada de estos bienes, o destruirlos como lo hizo la Aduana en este caso (al menos esta es la idea que sustenta la aplicación de tal medida). En los controles de la Aduana se incautó desde vehículos hasta ropa usada, al punto de allanar casas para recaudar estas mercancías.


Pero dichos controles no son exclusivos para las importaciones, aunque de otra forma pero con la misma esencia, también suceden con las exportaciones. Esto pudimos verlo en Abril de este año cuando se decidió regular la exportación de carne en caso de que el abastecimiento interno no sea atendido si el volumen de exportaciones persistía hasta Julio de 2021. El periódico La Razón afirmó que, “[s]egún los datos, la producción cárnica alcanza las 284.196 toneladas anuales, de las que 225.920 demanda el consumo interno y 16.009 toneladas, sin hueso, están como excedentes y pueden ser exportadas”. El condicionamiento que tienen las exportaciones se suma a las medidas que son legales en el marco del estado pero llegan a ser inconvenientes e ilegítimas para aquellos que desean exportar. En caso que el precio de exportación sea mucho más alto que el precio en el mercado interno, bajo esta lógica regulatoria, se sacrificaría la exportación para el consumo interno. Lo que ni siquiera se considera es que los ingresos de tales exportaciones podrían servir para ampliar la producción agropecuaria y así no caer en un desabastecimiento futuro. Pero esta no parece ser la lógica que persiguen los hacedores de políticas.


La idea detrás de todo esto es regular no solo la entrada y salida de bienes en el territorio nacional, sino también regular la economía como tal. El perjuicio de tal medida radica en la pretensión que la economía está sujeta a la disposición de pocos porque se cree que de otra forma la economía no podría progresar, o resultaría en ineficiencias y malas asignaciones. Una de las consecuencias no intencionadas es la creación de más mercados informales y el estancamiento del desarrollo económico. Hace cuánto tiempo se pretende parar el contrabando, sin embargo, lo único que se logra es hacerlo crecer más. Y hace cuánto tiempo se intenta tener un país industrializado que exporte productos y sin embargo, no se permite exportar. Es así que tenemos que cuestionar algunas decisiones económicas del gobierno para tener clara la dirección que está tomando el país:

¿A quién beneficia el gobierno incautando bienes de contrabando y destruyendolos? ¿Es acaso la economía nacional productora de todos los bienes incautados como para que se genere un incentivo a consumirlos, o ni siquiera se producen tales bienes? ¿Por qué las exportaciones están sujetas al dictamen de lo que el gobierno cree que es lo mejor? ¿Es acaso el productor incapaz de darse cuenta que ante una alta demanda y poca oferta se deberá expandir la producción?


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