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Virus, Regulaciones y Menores Exportaciones

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    LaLlamaFinanciera
  • 24 nov 2020
  • 5 Min. de lectura

Por: Pablo Garcia Quint (Columnista)


La creciente preocupación por la salud de la economía se hace más notoria a medida que las estadísticas por parte de las instituciones se van actualizando y van mostrando números que a ningún gobierno le gustaría tener. Sin embargo, debemos recordar que no solo la pandemia es la causante de la inestabilidad económica, ya que echar la culpa al virus sería muy simplista, sino que el diagnóstico macroeconómico debería partir de las medidas que se fueron adoptando previas a la pandemia y que mostraron su gravedad aún más con las repercusiones del virus. La caída en el nivel de exportaciones en este sentido, preocupa al sector empresarial porque muestra a su vez las consecuencias que se tienen cuando se imponen tantas regulaciones.


El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, en una nota de Página Siete, mencionó que la pérdida por la caída de las exportaciones llega a $2000 millones solo hasta Octubre del 2020. A esto debemos añadir que Bolivia no es un país con exportaciones muy grandes ni con superávits en la balanza comercial, más bien lo opuesto en los últimos 5 años. El Instituto Nacional de Estadística (INE), en su informe anual de “Comercio Exterior Según Grandes Categorías Económicas” nos muestra que desde el año 2015 Bolivia arrastra un déficit en balanza comercial con un promedio de $846.4 millones. De las 6 grandes categorías que menciona el INE, se tienen 4 con déficits hasta Octubre del 2020. A un poco más de un mes de cerrar el año todo apunta que se tendrá otro déficit comercial. De igual manera, la caída internacional de los precios del petróleo afecta a la fuente más importante de exportaciones de Bolivia, los hidrocarburos. En la nota, Gary Rodríguez expresa su preocupación cuando dice: “… el sector tradicional disminuye su participación sobre el valor total, cayendo del histórico 80% a un 73% a octubre, por el bajón del sector de hidrocarburos y minerales.” Pero como mencionamos antes, el hecho de que todo se apunte a la pandemia mundial sería muy simplista. Los problemas más bien recaen en el tipo de regulaciones que se tienen para poder exportar, entre cargas impositivas, costos por la tramitación burocrática, y otros.


Si bien los números del INE y del IBCE muestran la poca capacidad de exportación y la poca capacidad de producir bienes con valor agregado, la dificultad de un negocio formal de prosperar es muy baja ante el comercio internacional. El informe del Banco Mundial publicado anualmente, llamado “Doing Business” tiene un índice que se encarga de medir la facilidad de incurrir en un negocio basándose en los parámetros regulatorios de cada país. De 190 países con este índice, Bolivia se encuentra en el 150, superando a Venezuela, Sudán, Etiopía, etc. para dar una idea. Cabe resaltar que el Banco Mundial reconoce a los primeros 20 países con este índice como aquellos con un ingreso per cápita más alto y una transparencia institucional más notoria, dos características que no aplican a Bolivia. En el mismo informe del Banco Mundial, se muestra cómo altas regulaciones repercuten negativamente en los siguientes ámbitos: Entrada de nuevas firmas, transferencias de derechos de propiedad, constancia en la provisión de electricidad, menor participación en el mercado laboral, costos y regulación en los intercambios, eficiencia de las cortes judiciales, derechos para obtener créditos, inversión extranjera directa, y otros más. Esto es algo que los modelos económicos claramente no miden, y no pueden tampoco. Entonces ¿por qué se tienen tantos impedimentos? te preguntarás. La respuesta no termina de clarificarse, pero las regulaciones en Bolivia están muy bien vistas hasta que la economía se empieza a desmoronar por shocks exógenos, como la pandemia mundial, en este caso. Entre las trabas institucionales tenemos los “impedimentos a las exportaciones.” Tal vez esto no te resulte impresionante, pero ¿sabías que existen algunos bienes que tienen un límite de exportación? El ministerio de Economía y Finanzas Públicas en su boletín económico del año 2019, menciona que ciertos bienes no podrán exceder cierto número de exportaciones debido a la seguridad alimentaria que debe garantizar el estado (D.S. Nº 1324). Por ejemplo, por una disposición del 2012, la exportación de azúcar no puede sobrepasar las 12,515 toneladas métricas de exportación. ¡Y qué pasaría si lo hace! El empresario está frente a un des-incentivo, produciendo solo hasta este límite, más allá de que pueda hacerlo mejor. En un artículo del CELAG, se muestra que este tipo de medidas comenzaron desde una reforma aprobada en 2009, debido a que la exportación de la agroindustria en Santa Cruz empezó a dirigirse más al exterior que al mercado interno. Regulaciones similares recaen en otros bienes como la soya y el maíz, para mencionar algunos. Lo que sorprende, y preocupa aún más, es el hecho que el estado empezó a convertirse en la entidad que permite cuánto y qué exportar (Véase D.S. 1383). Sin embargo, las medidas tomadas en ese entonces garantizaron el abastecimiento interno a costa de aplicar políticas económicas que serían a lo mejor anticuadas y regresivas (en el sentido Popperiano) al largo plazo.


Así como las regulaciones desincentivan y mantienen un nivel de exportaciones moderado sin mucho crecimiento, las desregulaciones presentan una solución más factible a largo plazo. Debemos parar un momento el análisis para recordar que la desregulación no es una palabra mágica que de un día al otro tiene los resultados más sorprendentes -ya que dada la particularidad de cada economía se tardará en crecer en algunos lugares más que en otro- pero si podrá abrir los mercados para hacerlos más competitivos mundialmente. El informe “Doing Business” muestra de igual manera, los países con menores regulaciones o procedimientos para empezar un negocio son: Nueva Zelanda, Australia, Georgia entre otros. Esto facilita también la agilidad de exportar y comerciar sus productos mundialmente. Un dato interesante es que estos dos países se encuentran entre los más ricos del mundo.


Ante este escenario, la desregulación en Bolivia implicaría un proceso lento ya que quitar todas las regulaciones tampoco sería práctico. No es trivial que los países más prósperos compartan este tipo de características. Hoy en día los retos que presenta la reactivación de la economía no deberían reducirse a más regulaciones o “incentivos” ya que sería muy fácil y simple, al igual que echar la culpa de la calidad de la economía al virus. Es necesario que se tomen en cuenta todas las regulaciones, especialmente las macroeconómicas, y se decida cuales llegan a ser un impedimento para poder de esta manera empezar con los cimientos de una economía más estable. La solución ante estos problemas debería incurrir en dar más facilidad al empresario para recuperarse más rápido, porque al final él es el que crea empleos y produce, pero termina siendo lamentablemente lo opuesto.


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